Europa en un callejón sin salida.
“Los jefes de estado de la Unión Europea al parece no saben lo que Europa necesita” escribía en facebook el presidente del SPD, Sigmar Gabriel. Lo grave no es que Europa de respuestas equivocadas a la crisis Europea, es que ni siquiera se plantean la pregunta. “No tenemos otra cosa que estados individuales”, declaraba en ARD Sigmar Gabriel. Lo más preocupante es que en la reunión de líderes europeos nadie ve la gravedad de una Europa en un callejón sin salida.
Jürgen Habermas y Peter Bofinguer, en un esbozo de programa para el SPD -titulado Contra la fachada democrática-, reconocían que sólo desde una democracia postnacional, con una gobernanza común de Europa, se puede abordar la crisis -y recuperar la soberanía usurpada por los mercados. Una Europa Federal es una estrategia errónea que sólo logrará unir en su contra a todos los estados celosos de su soberanía nacional.
Estic fins als collons de tots nosaltres.
Es la frase pronunciada por Estanislao Figueres, presidente de la primera república federal, el 10 de junio de 1874, en el Consejo de Ministro. Una frase que escenifica la catástrofe del fracaso de los presupuestos europeos para 2020. El programa Erasmus sin fondos es sólo una gota en un presupuesto que se ha seca. El recorte presupuestario de la Unión Europea que supone despedirse de la innovación, del empleo y del crecimiento.
El PSC debería mostrar mayor dosis de pragmatismo al afrontar una Europa que está en un callejón sin salida. Presentar el federalismo como la solución demuestras falta de realismo político. Contra la fachada democrática aboga, en lugar de por un estado europeo federal, por una doble soberanía –una ciudadanía europea que no suplanta sino complementa la ciudadanía nacional y, de este modo, abrir el camino a una democrática supranacional europea.
El dilema al que se enfrenta Europa es avanzar hacia una Europa Federal -con elevadas dosis de realismo y pragmatismo- o, por el contrario, se regresa al nacionalismo monetario –Europa está entrando en una proceso de disolución con un euro en fase de desintegración.
Europa es incapaz de jugar a la magnitud de escala en que juegan los mercados especulativos. Se debería hacer pedagogía y enfrentarse con el “egoísmo nacional” (aquellas políticas que buscan generar superávit exterior a base de recortes…), y buscar puentes con aquellos que aún identifican las políticas sociales con el viejo estado nación (ampliando las fronteras de la voluntad de recuperar la soberanía, hoy en manos de los mercados). Devolver a Europa una finalitè es mostrar que el origen de la crisis financiera, está en la debilidad de las instituciones políticas. En lugar de abordar la construcción de una arquitectura política europea se platean construir estructuras propias de estado nacional.
Una política al servicio de la demoscopia.
Grecia es el ejemplo más dramático de los efectos de un estado dependiente del poder financiero. Grecia por si sola no es capaz de resolver la crisis, pero tampoco en una Europa, como la actual, construida por las élites políticas y financieras. La izquierda debería encontrar aquel pathos de los ciudadanos constitucionalistas que en el siglo XVII fueron capaces de transferir soberanía de los estados a la federación.
Quienes apelan a la “indisoluble” unidad de España o que la “soberanía… reside en el pueblo” (artículo 1 y 2 de la constitución) parten de la premisa falsa que cualquier respuesta a la crisis sólo es posible en el marco del estado nación. Lo que más molesta no es la sobriedad y falta de ambición. Es esa dócil política defensiva, atrincherada en el estado nación, incapaces de abordar una respuesta más allá de las fronteras nacionales.
Los estados de Europa redescubren el estado nación que llevan dentro. La cumbre sobre el cambio climático que se inicia en Doha (COP 18) puede fracasar por la falta de acuerdo en los presupuestos –ni el primer pago inicial de 30.000 millones se ha efectuado. El síntoma de una falta de liderazgo político para afrontar una política global frente al cambio climático, domesticar los mercados financieros o recuperar la soberanía sobre una deuda en manos de especuladores.
Duro revés electoral a la demoscopia y el oportunismo electoral.
El gran derrotado en las elecciones ha sido la demoscopia. Tras la victoria de la alcaldía de Stuttgart por Los Verdes -obtuvieron un 53% de votos en la capital de Baden-Württemberg-, la CDU planteó cuales habían sido lo errores (http://www.sueddeutsche.de/app/downloads/grosstadt.pdf).
La CDU alerta que la mayoría de su clientela electoral en grandes ciudades está por encima de los 60 años. ¿Cómo mantener una política familiar sin tener en cuentas cambio demográficos? Carecen de una política para hogares unifamiliares que se ven desprotegidos. El documento critica que la CDU oferte un perfil tradicional, basado en la política de guarderías, las jubilaciones, etc., evita afrontar los desafíos y los retos urbanos de futuro.
Estas palabras demuestran que el oportunismo demoscópico, siguiendo el guión de la pragmática del poder, acaba reduciendo su propio espacio de maniobra política. Los vencedores de las elecciones recogen errores ajenos, no méritos propios. La tarea más difícil del próximo parlamento no será lograr una mayoría estable sino formular las preguntas correctas -condición para una narrativa capaz de encontrar las respuestas acertadas.
Atrincherarse en la demoscopia y unas convicciones políticas se reducen a puro marketingprovoca que la capacidad de maniobra política se reduzca a cero. Las dificultades para formar una mayoría en el parlamento catalán debería ser una oportunidad para, desde la creatividad e imaginación, ofrecer una respuesta al descaro del capitalismo financiero o abordar el cambio climático aprovechando las oportunidades de actuar más allá del estado nación. Supondría hacer despertar al “león político” que se esconde detrás de una acción global directa -como es impulsar una economía verde innovadora.
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