Las declaraciones en la BBC de Alessio Rastani no dicen nada que no se supiera. Hace tiempo que se viene apuntando lo que de un modo fresco, directo, sin tapujos señaló en la BBC Alessio Rastani. El revuelo de sus declaraciones vino tras circular por las redes sociales. La periodista que le entrevistaba ni siquiera dio mayor relevancia a sus palabras. Mientras que circulaba si podría ser un farsante, un "Yes Man", la propia BBC confirmaba que no se trata de ningún engaño.
Otro asunto es qué tipo de interpretaciones se hacen de sus palabras y, ahora, de que sólo buscaba llamar la atención. Él es un operador independiente, ¿a quién se le ocurre dar el micrófono a alguien que no representa ninguna institución? Hay cosas que consideramos que forman parte del paisaje, que pasan desapercibidas y con la tranquilidad de todos. Ciertamente, ¿qué hace una periodista preguntando, de modo ingenuo, qué les haría felices a los mercados? Nos tienen habituados a un tipo de expertos y analistas financieros que, ellos mismos, son los responsables de la actual crisis. Ya no sólo le piden que den consejos a los gobiernos de cómo tranquilizar a los mercados, sino que medidas les harían felices.
Los que analizan los riesgos en los medios de comunicación, sean financieros, sean científicos o tecnológicos, sean ambientales, son aquellos ingenieros que nos habían asegurado que habían aprendido a dominar los riesgos y tenían estos bajo control. Las definiciones no son inocuas. En las nuevas "relaciones de definición" se desarrolla el viejo conflicto de las "relaciones de producción". Quien califica los swaps y demás derivados de inocuos, culpa de la crisis a los manirrotos ciudadanos que deben pagar con penitencia sus pecados.
¿Quiénes narraron lo que pasó en Fukushima? Los propios ingenieros nucleares que reaccionaban ante los peligros diseñados y producidos por ellos mismos. Basta dividir los problemas en una amalgama de subdivisiones: problemas técnicos, de válvulas, de sistemas de bombeo, fallos de medidores, para que el riesgo nuclear se diluya.
Respuesta de Alessio Rastani muestra que el mercado mundial es una forma de irresponsabilidad organizada. Su tarea no es preocuparse de cómo arreglar la economía. Confiesa que la crisis es algo deseada por ellos, sueñan con una nueva recesión. Con la piel del alumno aventajado explica que la crisis del 29 fue una oportunidad para muchos inversores, para explicar que hay mucha gente preparada para hacer dinero con este derrumbe. No se podría haber expresado con mayor crudeza.
¿Por qué Alessio Rastani es inmoral o un loco? Quizá porque logró hacer entender, en tres minutos, en la BBC quiénes son y cómo operan y qué desean los mercados. Lo que para los ciudadanos es una pesadilla para las entidades financieras es un sueño durante años esperado. Recuerdan que en 2008 Société Générale no "detectó" que tenía operaciones al descubierto por el valor de 50.000 millones de euros (supuso pérdidas de 4.900 millones, poca cosa).
La ministra Christine Lagarde, actual directora del FMI, achacó que no funcionaron los mecanismos de control, mientras que Jérôme Kerviel reveló que superiores conocían sus posiciones. Josef Ajram respondía en el programa de Josep Cuní -en 8tv- al vicerrector de la UB Gonzalo Bernardos, que afirmaba que las operaciones en descubierto están prohibidas. ¿A qué llamamos prohibir? La CNMV prohibió este verano junto a Francia, Italia y Bélgica las operaciones en corto.
En una importante cadena de radio un analista financiero, de modo cínico, acababa preguntando, ¿sí se prohíben las operaciones bajistas, cuando la economía recupere el pulso, no se van a prohibir también las operaciones alcistas? El presidente de la CNMV Julio Segura declaraba no ser partidario de prohibir las ventas en corto al descubierto. Mientras Elena Salgado criticaba la decisión alemana de prohibir las ventas en corto por unilateral, Julio Segura lo calificaba de inútil e innecesario. Son esas operaciones con las que Alessio Rastani obtiene beneficios a costa de atacar a los ciudadanos, la economía, el euro y el proyecto europeo.
Las entidades financieras tienen posiciones abiertas en descubierto, no les interesa que se prohíban posiciones bajistas, señalaba Josef Ajram. Con los cometarios oportunos de Rafael Nadal, para que el público pudiera seguir sus razonamientos. Se prohíbe de modo extraordinario, temporal, limitado y excepcional solamente las ventas al descubierto con una docena de las empresas que operan en el IBEX 35. ¿Se llama a eso prohibir? La conclusión de Josef Ajram es ir a la raíz de la crisis: prohibir posiciones bajistas y obligar a entidades financieras recomprar lo que se ha vendido sin tener.
En una nota de prensa 28.9 201 la CNMV señala "se extiende transitoriamente la prohibición cautelar de construir o incrementar posiciones en cortas". Lo que es una decisión política de primer orden, pasa desapercibida en una nota aclaratoria: "los valores financieros no aconsejan aún levantar las restricciones temporales". Este tipo de operaciones son tan viejas como las bolsas. Y, si me apuran, la prohibición fue, casi, anterior a las bolsas. En agosto recordaba en este mismo diario que en 1610 se prohibieron por primera vez. Nuestro clásico Don José de la Vega en su "Confusión de confusiones", escrito en 1688, describía el riesgo de estas operaciones y las diversas prohibiciones que fue objeto.
¿Gobierna Goldman Sachs por encima de los gobiernos? Peer Steinbrück, ministro SPD en la gran coalición, puso la prohibición de operaciones al descubierto como condición a una gran coalición. Angela Merkel, en su carrusel de rectificaciones, había bloqueado la medida calificándola de sepultadores de la economía, en 2009 propuso su prohibición en toda Europa. Los que están instalados en camarotes de primera clase del Titánic, que se ha convertido Europa, mientras no entre agua en sus camarotes son inmunes a los euroiceberg.
No es una crisis económica es una crisis política. La política la dicta Goldman Sachs desde platós de televisión. Bolonia les permite a las empresas entrar en las Universidades hacerlas portavoces de sus intereses, eso que llaman excelencia" (la tarea no es reproducir las "condiciones de producción" sino las "condiciones de definición" que, para el caso, es lo mismo). Nos encontramos con auténticos profetas del despiste capaces de ver, si se lo proponen, el fin del túnel gracias a una inminente resurrección del ladrillo.
Cuando se trata de agua, gas o electricidad el estado garantiza el servicio. Helmut Schmidt, excanciller y director de Die Zeit, se pregunta ¿no debería estar igualmente obligado el estado a garantizar una prensa independiente, cuando lo que está en juego es la espina dorsal del sistema democrático que es la prensa libre? La crisis requiere respuestas políticas, profundamente democráticas. Esperemos que el debate público no se quede en el plató de 8tv. El modo que las cuestiones relevantes entren en la agenda política.
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