En la apertura de la Conferencia Política del PSOE Felipe González se puso al servicio de Alfredo Pérez Rubalcaba, “para lo que quieras, a tus órdenes”. En unas palabras impróvidas señaló, algo que no por repetido resulta obvio, hasta qué punto los gobiernos actúan contra los efectos de la crisis, cuando la prioridad es atajar sus causas. La deuda, siendo la consecuencia de la crisis, se percibe, en cambio, como causa de esta. Exige la urgentemente creación de los eurobonus, mientras la presión de los mercados sobre la duda eleva la prima de riesgos a niveles disparatados, con apuestas al impago de esta.
El euro fue una respuesta parcial, por las reticencias de los “egoísmos nacionales”, a una verdadera una unión política; se dijo, entonces, que la unión monetaria traería de modo inevitable la unión fiscal, económica y política. No fue así. Felipe González, citando a Hemult Kohl, criticó duramente la política seguida por Angela Merkel cuya política había perdido la “brújula europea”. Reclamó una nueva fase de integración política, una respuesta socialdemócrata a la crisis. De modo sintético, reconocía sin acritud, que “el mundo ha cambiado y Europa esta distraída”.
Europa está “distraída” y la socialdemocracia despistada. Los gurús del crepúsculo de las ideologías no paran de obsequiarnos con elucubraciones sobre la crisis la socialdemocracia y la inminente resurrección de izquierda sin entender la causa profunda de este despiste.
¿Giro a la izquierda?
Ed Miliband, en la conferencia del Partido Laborista, mostraba la larga travesía que debe recorrer la socialdemocracia. Los politólogos calificaban su discurso del más izquierdista en décadas. Ed Miliband llamó a una ruptura sobre el consenso de las últimas tres décadas con el modelo neoliberal.
Los politólogos parece que se guían por resultados electorales, con ausencia de análisis político más de fondo. Así pasamos tan pronto del inminente Viernes de Resurrección a, sin pasar por el Jueves Santo, el Miércoles de Ceniza de la socialdemocracia. La crisis es más profunda y el cambio de paradigma no permite analizar el futuro con patrones del pasado.
Maastricht dejó el zorro con el control de las gallinas. El mercado sería implacable con el control de la deuda privada, se llegó a decir que ejercería un control sobre el gobierno mucho más exigente que el parlamento. Los tipos de interés, la política fiscal, pasaron a ser dictados por el mercado, que ya tiene un nombre: Goldman Sachs.
¿Se trata de un giro a la izquierda de Ed Miliband? La propuesta de crear un banco de inversión nacional que impulse la inversión pública es algo que viene reclamando Samuel Brittan desde las páginas del Financial Times. ¿es eso izquierdismo? Adam Posen, de Bank of England’s, exige impulsar medidas de recuperación económica. En una mañana no se puede rectificar la agenda neoliberal, como reconocía Ed Miliband, de décadas. La travesía será larga.
¿Un problema de comunicación o crisis de fondo?
La nueva percepción de los riesgos tecnológicos tras Fukushima ha acelerado la transición hacia las energías limpias. ¿Dónde situar esas nuevas políticas? La tentativa fácil es añadir al anexo de indemnizados por el crecimiento (la política social, de igualdad, etc.); la revolución tecnológica que llama a la puerta debería situarse en el corazón de una nueva política industrial para el siglo XXI. No se trata de un parche sino de redefinir el progreso, a la luz de la percepción de los riesgos, dar un nuevo significado a la modernidad.
¿Cuál es la nueva partitura aprobada en la conferencia política del PSOE? Quien tenía que comunicar las decisiones estaba más preocupada por la agenda social que por estas cuestiones emergentes. ¿Por qué se establece 2028 como fecha de cierre de las centrales nucleares? La primera pregunta de la prensa. No tener una respuesta muestra poca cintura política.
Lo aprobado es insuficiente, pero incluye matices que muestran tensiones y una evolución política; el matiz es importante, establece “prorrogas decrecientes”. Hugo Moran, de la ejecutiva PSOE, la comparaba con la ITV de los vehículos. El PSC criticó las licencias de 10 años dadas por el Ministerio de Industria a Ascó; propuso que las licencias, en caso de superar las pruebas de seguridad (test estrés), fueran mucho más breves; posición asumida por el PSOE.
Quien sólo escuche viejas partituras de la socialdemocracia, ese giro a la izquierda que se percibe en el discurso de Ed Miliband, se está perdiendo lo relevante que tiene las nuevas notas, esas disonancias que aún nuestro oído no es capaz de captar.
Un problema interno, conjura de los necios.
El diario Der Freitag señalaba que mientras la izquierda francesa tiene a Stephan Hessel, un libro de esperanza y resistencia, los alemanes tienen a Thilo Sarrazin, un libro de infamia. ¿Nos apuntamos al socialismo de los tontos o de los lúcidos?
¿Quién es Thilo Sarrazin? Ex consejero del Bundesbank Representación del SPD; con el presidente de la patronal –BDI- Hans Olaf Helken están impulsando el Tea Party; rechazan créditos de salvamento al euro, una apuesta por una Europa limitada alemanes, holandeses y nórdicos; incluye a los alegres manirrotos meridionales a Francia –que tendría un euro blando. A pesar que Alemania caía su tasa de crecimiento, exportó el modelo alemán al resto de Europa, agravando la crisis. Europa necesita urgentemente un mercado europeo, donde no hay importación ni importaciones, eso no se puede hacer sobre un banco central europeo y una moneda sin una política común. Lamentablemente vuelve el provincialismo, los déficits fiscales entre provincias, los egoísmos y temores. El fin del euro sería el mayor fracaso político europeo. Los tremendos costes económicos serian pequeños al lado de los costes políticos. Son las advertencias de Helmut Kohl y Felipe González.
Sigmar Gabriel, presidente del SPD, no tuvo las fuerzas suficientes para expulsar a Thilo Sarrazin. Ni con miles de cartas de militantes dándose de baja. Si se expulso a Wolfgang Clement, el díscolo Ministro de Industria. Al menos Gerard Schroeder convocaba gabinetes de crisis, a media noche, con el programa de gobierno del SPD y Verdes en mano, no le temblaba el pulso obligar rectificar a Wolfgang Clement. Xavier Sabaté del PSC lo comparaba, en su blog, con Miguel Sebastián. Un ministro que ha ido por libre con la lealtad del reto de ministerios.
En medio de vacaciones estivales, reunión urgente por medio de videoconferencia, para decidir expulsar a Wolfgang Clement, confeso lobbysta nuclear, del SPD. La primera expulsión tras la segunda guerra mundial. El entonces presidente del partido Kurt Beck, pidió mirar también la “hoja de servicios”, no solo su “comportamiento personal” (dijo que votar al SPD equivale hundir la economía). El resultado del SPD en 2009 los peores de toda su historia, con 4 millones de votantes perdidos y 500.000 militantes.
¿Nos apuntamos al partido de los ineptos o al partido de los ambiciosos?
El último espectáculo del SPD fue romper las negociaciones con los verdes para formar gobierno en Berlín, tras su victoria y el hundimiento de la CDU y FPD, con una coalición con el partido de Angela Merkel. Una muestra de la profunda crisis política, de identidad y liderazgo de la izquierda.
Una muestra de los dilemas a los que se enfrenta la socialdemocracia europea. ¿En qué lugar situar el medio ambiente y otras cuestiones que, con la crisis, cobran nueva relevancia emergente?
Norbert Rottgen, ministro de medio ambiente, puede sustituir a Merkel en la CDU y lograr alcanzar un gobierno con Los Verdes a nivel Federal (coalición verde-negro). Sería una revolución para la política europea, con una visión estratégica de los interesas geopolíticos en juego; desplazaría visiones populistas que no logran, caso de liberales (FDP) más del 2% de los votos (el partido contrario a eurobonus y favorable a las nucleares).
El fin de los equilibrios, la era de la ambición.
Son algunos de los dilemas a los que se enfrenta la socialdemocracia europea “despistada”, con una grave doble miopía, la de los politólogos preocupados de las encuestas y la de asesores de Moncloa obsesionados con la macroeconomía. Parecen ignorar de donde provienen los ataques a la deuda, siguen confundiendo el síntoma con la enfermedad. Basta escuchas las palabras de Felipe González, que señala que la crisis, antes que economía, es política; requiere decisiones europeas fundamentalmente democráticas.
La socialdemocracia ha perdido su base social haciendo una política con detalles cotidianos absolutamente irrelevantes y anecdóticos, relegando lo que ha sido en el siglo XX, el partido capaz de ofrecer un proyecto de futuro con el que abordar retos y desafíos, ahora, del siglo XXI.
Rubalcaba se enfrenta a un PP que renuncia a ganar las elecciones, sólo espera que el PSOE las pierda de modo apabullante. Cuenta con activos importantes. Cristina Narbona capaz de identificar los grandes retos del siglo XXI y Felipe González, que diferencia los efectos y las causas, con una visión en las antípodas de la actual miopía y falta de liderazgo europeo. Sin ambición no hay futuro.
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