martes, 15 de marzo de 2011

Efectos del tsunami nuclear en la política. Jordi Ortega

Angela Merkel ha suspendido la extensión de la vida de las nucleares alemanas. Los efectos del tsunami nuclear japonés legan a la política energética alemana. Angela Merkel ponía la marcha atrás en su política nuclear; tira atrás su “puente” hacia las energías renovables que alargaba los vencimientos, de 32 años aprobados en 2002 por SPD y Verdes, a 42 años. Las nucleares ya veían 100.000 millones de euros de beneficios extra, ayer desplomaron su valor en bolsa (el equivalente a la subida de “plan puente”).

El SPD considera insuficiente una moratoria de la ley. Merkel, puntualiza, lo impensable ayer es hoy posible, en otros lugares los riesgos no desaparecen. En medio de un clima apocalíptico el SPD proclama la necesidad de clausurar la era nuclear, acelerar el programado de cierre fachado en 2021.

Gemeinsam gegen Atomkraft: Sigmar Gabriel und NABU-Präsident Olaf Tschimpke.

El accidente en Japón muestra el talón de Aquiles de la nuclear. Angela Merkel saca consecuencias. Una parada técnica, provocada por el terremoto, dejó en precaria situación el sistema de refrigeración de varios reactores. Sobran artificios cínicos tranquilizadores, las seguridades hipotéticas ofrecidas por los protocolos. En ninguno de ellos se recomienda inundar con agua de mar el reactor. Una carrera desesperada contra el tiempo. El suceso ha puesto en evidencia el punto débil de esta tecnología.

¿Necesita la política de la didáctica de las catástrofes? Chernobyl no fue un serio aviso. Pero hay políticos imperturbables, la estupidez es una coartada. Las centrales nucleares, se defendía anteayer, a diferencia de Chernoby, cuentan con doble protección, hubiera confinado la radioactividad. En Fukushima una primara fuga “controlada” de hidrógeno bastó para que saltara por los aires el doble muro de contención. Con él saltaba por los aires todo el sistema de valores de seguridad y todas nuestras certezas.

Dice el refrán que el que no quiere ver, deberá de sufrir. La desgracia nos hace sabios. La estupidez crea antídotos. Hay quienes prefieren morir antes que aprender del dolor. Cuentan que Felipe III murió por no encontrar el encargado del brasero, antepuso factores culturales, sociales y emocionales a su propia supervivencia. Desprecio mejores alternativas. Hoy prolifera este tipo de insidiosas de ceguera política.

Hay excepciones. El Primer ministro François Fillon pide extraer conclusiones de la catástrofe nuclear; Cecile Duflot, de Los Verde, censura la política “tranquilizadora” del gobierno; mientras Hajat Belkacern, del PSF, consideran indecente polemizar. El socialismo francés identificado con el relato de la guerra fría, regresa al ridículo. Ayer salto Don Manuel Fraga Iribarne para planta cara a la ejecutiva del PP, exigía en el desierto una reflexión sería sobre la energía nuclear. Rosa Aguilar, pillada con el pie cambiado, no considera ni responsable ni oportuno el debate; Elena Salgado niega que se pueda prescindir de las nucleares, considerando un coste adicional las renovables. Vaya.

Frankfurt Allgemeine Zeitung se preguntaba ¿estamos aprendiendo algo de la Ley de Morphy? Si algo puede empeorar, sucederá. ¿Qué lecciones de la didáctica nuclear extraen nuestros políticos? ICV-EUiA quería presentar a Zapatero el “plan puente”, cierre progresivo dando una prorroga de 5 años a los 40 de teórico funcionamiento. Más que el “plan puente” que acaba de suspender Angela Merkel, con un partido contra las cuerdas, inminentes elecciones con Los Verdes en alza. Parece de otra galaxia que la política nuclear que abandona la CDU sea el Santo Grial de la nueva cultura de la energía. Lo que provocó una nueva ola de protesta antinuclear no conocida en décadas. De llevarse a cabo este plan, rechazado por Gabriel presidente SPD, dejaría sin hueco en el mercado para ciclo combinado y energía renovable como nos pasa.

No es el único espejismo. La enmienda de Sánchez LLibre a la Ley de Economía Sostenible, tan celebrado por abrir la puerta a una prorroga en r la vida a las nucleares (al suspender la referencia de 40 años), se hace con vista puesta en de 2020; pero ninguna nuclear cumple 40 años antes del 2020. Por eso no deja de ser un brindis al átomo nuclear. No cambia nada. Como tampoco cambia la incapacidad endémica del PSOE para explicar su propia política. Nos queda ver, pensar, escribir, sufrir.

lunes, 14 de marzo de 2011

La prórroga alemana a las centrales abre la puerta a otro modo de financiar las energías renovables por Antonio Cerrill

13 de septiembre de 2010

La idea de una tasa a la nuclear para las energías renovables (aerogeneradores de energía eólica, fotovoltaica, termosolar) "es aceptable" para el PSOE y "un atropello" para el Foro Nuclear.

La prórroga alemana a las centrales abre la puerta a otro modo de financiar las energías renovables por Antonio Cerrillo

Hasta ahora, el debate sobre la energía nuclear en España se había enquistado en dos posiciones, representadas por partidarios y detractores de su continuidad.

Sin embargo, el Gobierno alemán abre una tercera vía al prolongar el funcionamiento de las nucleares (doce años de media) a cambio de un impuesto para retornar los beneficios extras. Al alargarse la fecha tope de las centrales (desde el 2022 hasta el 2035), las eléctricas alemanas obtendrán 127.000 millones de euros de beneficios adicionales, pero se les gravará con 30.000 millones en impuestos que en parte se destinarán a promover las energías renovables (aerogeneradores de energía eólica, fotovoltaica, termosolar) y la gestión de residuos radiactivos.

La idea de prolongar la vida de las centrales a cambio de impuestos ya fue planteada en el 2006 en un informe del Gobierno catalán elaborado por el economista Josep Garriga. "También lo llamamos plan puente, y pretendía igualmente facilitar una transición hacia las energías renovables", recuerda. Garriga proponía que, una vez garantizada su seguridad, las nucleares tuvieran cinco años más de actividad (tras 40 años de vida) y que en ese periodo los beneficios se destinaran a las fuentes renovables (50%) y otros fines (seguridad, entorno de las centrales...).



La idea de que las nucleares financien las renovables "es razonable", según Hugo Morán, responsable de medio ambiente del PSOE, "porque eso supondría liberar el esfuerzo que comporta el impulso de las renovables con recursos públicos" (primas que paga el ciudadano en las tarifas de la luz). Morán añade que "las centrales nucleares están amortizadas" y que "deberían ser las propias empresas explotadoras las que destinaran una parte de los beneficios a tender hacia la transformación de sus modos de producción". "Y algunas ya lo están haciendo", sentencia.

"Las nucleares están generando unos beneficios excesivos, incluso en la situación actual y sin alargar la vida, pues fueron amortizadas con cargo a las ayudas que recibieron" a partir de 1997 para adaptarse a un mercado liberalizado, sostiene Marcel Coderch, doctor en Ingeniería Eléctrica por el Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT). "Deberíamos dedicar esos beneficios a preparar el futuro para el caso de que las nucleares no nos puedan servir. Yo pondría esa tasa para la generación nuclear". Coderch precisa que España no necesita plantearse aún la prolongación de la vida de las nucleares, pues el futuro de esta energía "es incierto" y conviene esperar a ver los resultados de las prórrogas acordadas en otros países. Además, tras el cierre de Garoña (2013), no hay mayor urgencia.


"Este impuesto se puede aplicar ya. Las centrales están amortizadas. Si España implantase una tasa nuclear similar a la alemana (120 euros por gramo de uranio), podría recaudar 14.000 millones de euros, lo que reforzaría el liderazgo de nuestro país en unas tecnologías bajas en carbono que tendrán un papel clave en la recuperación económica", dice Jordi Ortega, profesor del máster Economía del Cambio Climático de la Universitat de Barcelona.