martes, 28 de junio de 2011

Habermas y la crisis Europea

En una carta abierta de Jürgen Habermas, acompañado desde Giulio Amato (ex primer ministro de Italia), a Poul Nyrup Rasmussen (ex ministro Danes), Ulrich Beck (U.Munich) a Bernard Henri Levy o Zygmunt Bauman, describen la falta de liderazgo Europeo.

Los lideres europeos se limitan a responder el cursos de los acontecimiento sin enfrentarse, directamente, a las profundas causas de la crisis. Esta política ad hoc socava los cimientos de de la legitimidad, confianza, cooperación, provocando confusión, indignación y temor en los ciudadanos.

La carta tiene un punto optimista, ¿tenemos realmente mecanismos eficaces para dar respuesta? Reconoce deficiencias institucionales en la zona Euro. Una integración monetaria sin una integración política. La solidaridad y cohesión se produce dentro de las fronteras, mientras los riesgos circulan libremente por Europa. Propone una unidad política, ¿acaso piensan que es posible el actual tratado de Lisboa? No siquiera contaría con el apoyo de los diversos gobiernos.

Aún así, lo que esta en juego, en Grecia, tiene un coste infinitamente menor del coste que tendría poner fin al proyecto europeo. ¿Existe mecanismo de co-decisión para una política fiscal europea que fuera la base de una cohesión por ehncima de fronteras? Pensemos una una tasa tobbi o una fiscalidad verde que diera una señal a los asustadizos mercados que no se ha a producir una situación de insolvencia.

Requiere un cambio de dirección que este a la altura de miras, concluye el manifiesto.


Sigmar Gabriel, Jurgen Habermas
Sigmar Gabriel y Jürgen Habermas

Jürgen Habermas expuso hace pocos días, en una sala con mil asistentes, en la Humbolt Universidad de Berlín su vision de los errores de la política monetaria, que explica la crisis del euro. El mecanismo de estabilidad financiera acordado por Bruselas, ¿está teniendo un efecto llamada a los especuladores sin ser consciente que están poniendo no sólo la moneda en jugo, sino la construcción política y el propio proyecto europeo en el mundo?

Habermas se limita a indicar si lo acordado pone fin a la especulación del euro. El euro tiene un problema de déficit de construcción política, sobre la que especulan los mercados. Incluso la ortodoxia liberal advirtió contra el euro, la adhesión a unas simples reglas de consolidación fiscal en los presupuestos nacionales no era suficiente.

El consejo del 25 de mayo cierra en falso la crisis, una coordinación abierta que permite dejar las cosas como estaban. Pero abre la puerta el resentimiento, al no existir compromisos ni cooperación. Se trata de cómo ganar tiempo para aislar el problema evitar posible efecto contagio.

El punto más débil es el optimismo. No es posible reformar las instituciones, por tanto, Europa no va avanzar en la construcción política, pero se intenta exprimir los actuales acuerdos para que de ellos pueda llegarse acuerdos, legitimadas en la toma de decisiones europeas, que evite dinámicas centrifugas que señale con el dedo a Bruselas.

No esta escrito que los gobierno no opten por soluciones de suma cero. La historia no faltan ejemplos. ¿Se puede pensar en respuestas racionales cuando, como se indica, los lideres políticos parece que no sacan la cabeza del agujero, entretenido en sus disputas habituales, asuntos domésticos menores, por su puesto, abordar los problemas es impopular, pero dejarlos agravarse es irresponsable.


Para Habermas acercar los ciudadanos a Bruselas, cuando los gobierno no acercan Bruselas a los ciudadanos, que seria casi, pretender acercar los mercado, aún más, a los ciudadanos. Cuando los ajustes ya no se sabe si los exige los mercados, Bruselas es el medio por el que se expresan los mercado, o los mercados han tomado el poder de Bruselas.

Un discurso trabado sin evitar escollo y las cuestiones que otro prefieren ignorar.

"Filósofo político" Jurgen Habermas cumple 80 años

domingo, 26 de junio de 2011

Impuestos verdes, Jordi Ortega

La crisis económica ha despertado el interés por los impuestos ecológicos. Ver en estos sólo una oportunidad de obtener ingresos adicionales, estaríamos desaprovechando el potencial que tienen los instrumentos económicos para salir de la crisis. Keynes fue un conservador, el problema no era de motor, sino de alternador: la economía requería un empujón para ponerse en marcha, el gobierno incentivó la demanda pública. Para Pigou el fallo estaba en el motor, el mercado cuando no obtiene todas las señales de los precios funciona de forma ineficiente. Pigou propuso impuestos para la divergencia entre el coste privado y el coste social. Nicholas Stern, un siglo más tarde, saludo que las emisiones de CO2 tengan un coste asociado, que los agentes económicos integran en sus decisiones.

¡Regresan los impuestos ecológicos! El portavoz adjunto del PSC, Xavier Sabaté, ha propuesto una tasa a las nucleares, como la existente en Alemania, Francia y otras Comunidades Autónomas. Sorprende la respuesta que Lluís Recoder, consejero de Territori y Sostenibilidad, diera a diputado del PSC Jordi Terrades; "una tasa a la nuclear incrementaría el precio de la factura energética". ¿Es cierto?

Lo que incrementa el coste de la energía no es los costes de cada tecnología, incluida impuestos, sino que determinadas tecnologías de producción de energía sobradamente amortizada sean remuneradas con el precio de la última tecnología demandada por el consumidor. ¿Exista voluntad política de atajar estos costes, reformar unas normas y unos dogmas inadecuado para el interés del consumidor?

La tasa nuclear la propuso Joan Herrera (ICV) en el congreso con escaso éxito; sólo fue respaldada por 9 diputados. Las nucleares son máquinas de hacer dinero, me comentaba un director de la construcción de una nuclear: la tasa de Angela Merkel es inteligencia económica, obliga a repartir beneficios extraordinarios (windfall profit) de las nucleares con la sociedad. Lo único que las nucleares están dispuestas a colectivizar, y de modo forzoso, son los riesgos aplicando una política de socialismo de estado incluso en Estados Unidos.

Alemania obtendría un fondo de 30.000 millones de euros con esta tasa para abordar la revolución energética de las renovables. ¿Puede un gobierno, en tiempos de crisis, renunciar a unos ingresos adicionales, según Rocío Martínez-Sempere (PSC), de 200 millones anuales de euros que se obtendría si se aplicar la modesta tasa de Almaraz, que recauda el gobierno de Extremadura?

Ni siquiera nos plateamos la reforma fiscal ecológica aprobada en 1999 en Alemania. En las elecciones de 1998 los verdes en su congreso de Magdeburgo defendieron incrementar el litro de la gasolina a los 5 Marcos (un 150% en 8 años). El diputado del SPD Ernst Ulrich von Weisäcker, Presidente del Wuppertal Institut, en el diário Frankfurt Rundschau -el 14 de marzo- calificó la decisión de los verdes de un “harakiri político”.

No se precipiten. No es la bronca de antaño, "demasiados radicales". Una medida plateada como aumento progresivo según Weizsäcker le falta ambición, rapidez, para ser efectiva. Ni era eco, ni lógicas. Requería un incremento inicial mayor, para lograr un efecto sobre la demanda, acelerar el cambio tecnológico, así reducir sus efectos negativos. En un congreso extraordinario los verdes corrigieron este error “táctico”.

En cuatro meses, el 24 de marzo de 1999, la ley de la fiscalidad verde paso por el senado, "in extremis", la coalición SPD y verdes acababan de perder el senado para gobernar. Merkel saco a la calles los tractores. Llamo al gobierno “sepultador de la economía”. El resto es fácil de imaginar.

¿Qué es la fiscalidad ecológica? Hablar en nuestro país de fiscalidad ecológica es como hablar de condones en el Vaticano. Nuestra fe ambiental se asemeja a aquella fe de Agustín de Hipona, que decía “Dios hazme casto, pero no ahora”. La fiscalidad verde en lugar de verse una oportunidad, se percibe como un sacrificio, o peor, la renuncia a gozar de algunos de los pecados capitales.

Archivo:. Los ingresos totales de impuestos ambientales, 2007 (%) png

El presidente del Gobierno, José Luís Rodríguez Zapatero, rechazo la propuesta de la Comisión Europea de aplicar una tasa del 8% a la gasolina, dijo ”pondrían en peligro la sostenibilidad económica”. Así respondía a Ramón Aleu de Entesa Catalana de Progres en el Senado. La vieja falacia que contrapone ecología y economía. Aún las energías renovables son atizadas con similares argumentos, incluida que son insostenibles.

Lo que vale para Alemania no vale para España, argumentaba contra la tasa nuclear de modo burdo. Kai Schlegelmilch, arquitecto de la fiscalidad ecológica alemana, el último año lo ha pasado en el despacho de primer ministro Chino, Wen Jiabao, este quiere -gracias a en una reforma fiscal ecológica- convertir a China en el país más competitivo del mundo.

Dinamarca fue el pionero. En la crisis de 1993 aprobó un impuesto sobre las emisiones de carbono y energía; el resultado, redujo un tercio la tasa de paro, un ahorro del 10% anual de la energía, exporta a medio mundo eficiencia energética y energía eólica. ¿Qué camino cogimos en 1993? Tres devaluaciones de la peseta. ¿Qué país mejoró su competitividad y sostenibilidad?

No es un tema de colores políticos. Nicholas Sarkozy hace dos años nombro a Michael Rocard (ex secretario general de lso socialistas y dos veces primer ministro) presidente de una comisión para elaborar una contribución (impuesto) del clima y la energía. Una tasa inicial de 32€ la tonelada de CO2, con un aumento progresivo para llegar a 100 € en 2020. Ségolène Royal, no saco los tractores, pero sí sacó al partido socialista a la calle. Manuel Valls, alcalde socialista del sur de Paris, no podria hacer otra cosa que pedía al partido seguir las recomendaciones de Michael Rocard. Daniel Cohn-Bendit calificó a Ségolène Royal de ejercicio de demagogia fiscal. Ella, que calificó la medida de ridícula, acabo haciendo el ridículo. Martine Aubry, entre dos aguas, dijo que es “insuficiente, al no afectar las grandes empresas”. ¿Ignora que las grandes empresas deben de pagar el coste del CO2 fijado por los mercados de carbono?

Tenemos un sistema fiscal heredado de la ideología del crecimiento: abundante empleo gracias a energía barata. El reto del siglo XXI en poco se parecer al del siglo XX. Necesitamos crear empleo gracias a la revolución energética, hacer un uso eficiente de recursos finitos, desarrollar nuevas tecnologías más eficientes. No requiere energía barata. Requiere un sistema fiscal adecuado. Mejorar el funcionamiento del motor. En cambio, ¿seguimos pensando en el alternador?

En los felices años sesenta –antes de la primera crisis energética- comprar un libro de gasolina costaba unos veinte minutos de trabajo, actualmente basta con 3 minutos. La fiscalidad ecológica restablece aquellos equilibrios. Reducir cotizaciones sociales y incrementar tasas ambientales. Que la energía sea tan eficiente como el trabajo es productivo. Son medidas coherentes con la austeridad al obtener ahorro futuros, al tiempo que reactiva la economía, no genera endeudamiento.

¿Qué dirección toma Europea? El gobierno económico europeo convertido en recomendaciones (queda en propuestas de estudios), que ni siquiera son tomadas en consideración. Jacques Delors estuvo a punto de alcanzar un acuerdo en 1997, coincidiendo con el Protocolo de Kyoto. ¿Cuál es el origen de este inmovilismo intelectual en que se ha sumergido Europa?