En el caso de alimentos, el valor límite se duplica, hasta 1.250 Bequerelios por kilo (anteriormente 600 Bq/Kg), y para líquidos y lácteos se sitúa en 1.000 Bq/Kg (antes 370 Bq/Kg). El decreto de Urgencia 297/2011 entró en vigor el 27 de marzo y responde a la respuesta de emergencia radiológica europea generadas tras Chernóbil. Entonces, se tuvo que ser menos exigente con los alimentos importados porque esos productos eran necesarios.
Tabla: contenidos máximos para los productos alimenticios tras un accidente nuclear (en Bq / kg)
Alimentos medio para los niños | Leche productos | Producto alimenticio medio | Alimentos medio menos importante | Líquido Alimentos medio | |
Isótopos de estroncio(especialmente sr-90) | 75 | 125 | 750 | 7500 | 125 |
Jodisotopge (especialmente J-131) | 150 | 500 | 2000 | 20.000 | 500 |
Emisores de radiación alfa Plutoniumisoptope y plutonio elementos Trans(especialmente Pu-239, Am-241) | 1 | 20 | 80 | 800 | 20 |
Todos los núclidos con otros de la vida> media 10 días(especialmente de Cs-134, C-137 sin la C-14, H-3) | 400 | 1000 | 1250 | 12.500 | 1000 |
Sin embargo, actualmente no existe riesgo desabastecimiento de alimentos a la población, ni emergencia, y la decisión de la Comisión Europea solo puede provocar excitación, confusión y ansiedad. Chernóbil estaba a las puertas de Europa, mientras que el comercio con Japón es marginal; representa el 0,1% de los bienes de la alimentación (9.000 toneladas), y tras el desastre se redujo aún más. Resulta incomprensible, resaltaba Elvira Drobinski, del grupo del SPD: “No hay ningún justificación para eso”.
La ministra de Protección al Consumidor, Ilser Aigner (Unión Socialcristiana), diseñó un dispositivo de control en puertos y aeropuertos, dotándolos de laboratorios móviles. En el puerto de Hamburgo llegan buques que se esperaban a final de abril procedentes del Pacifico. Food Wacht pedía prohibir dichas importaciones.
Así, pues, Japón tendrá límites más bajos -más estrictos- que Europa. Es decir, lo que no se puede consumir en Japón, ¿se exportará? La situación es paradójica. Para determinados hongos, en Japón su valor límite de radiactividad está en 500 Bq/Kg y en Europa en 1.250 Bq/Kg. Un jabalí del sur de Alemania al que se apliquen las medidas por la radiactividad de Chernóbil, no es apto para el consumo; en cambio, no se puede rechazar productos lácteos de Japón con mucha más radiactividad. ¿Cómo explicar a los cazadores que no puede ingerir 600 Bq de Cesio 134 y Cesio 137 por Kilogramo de un jabalí y sí productos con el doble de carga radiactiva?
No sólo Europea va con el pie cambiado. La EPA norteamericana prepara un aumento drástico en los niveles tolerables de radiación en el agua potable, alimentos, suelos, con la oposición vigorosa la asociación de Empleados Públicos de Responsabilidad Ambiental (PEER).
El instituto Umweltinstitut München califica de intolerable la decisión europea. Incluso, un límite de 500 Bq supone un riesgo innecesario para la salud. Ante la declaración vacilante de la Comisión, los críticos sospechan que se evita posibles pérdidas económicas de la industria de la alimentación.
La Comisión Europea habituada a su lenta capacidad de reacción, por una vez, sin que sirva de precedente, cosecha reproches de signo contario, haber actuado de modo precipitado. Logra superar al gobierno japonés en su malograda comunicación y peor gestión de Fukushima.