jueves, 10 de marzo de 2011

Jordi Ortega Vuelve las tasas de CO2.

Escrito hace dos años. ¿Quien hubiera logrado reducir la dependencia de aplicarla, con el barril a 40$?

Diario Montañés (30-9-09)

La propuesta de Sarkozy para instaurar un impuesto sobre emisiones de CO2 ha generado un intenso debate político. Un debate que aún no ha traspasado el Pirineo. Su escenificación no ha podido esta mejor estudiada. Encargada a una comisión presidida por Michael Rocard, con un escaño de eurodiputado desde 1994, ex secretario general del Partido Socialista Francés y dos veces primer ministro con François Mitterrand. Mantiene la estrategia de reclutamiento de socialistas de alto prestigio intelectual y unos de los pensadores más lúcidos de la izquierda.


No podemos catalogar la propuesta de populista, ni mucho menos de electoralista. Propone una tasa con la que afrontar el reto de la crisis climática y energética. Un impuesto de 32 euros toneladas de CO2. ¿Qué supone? 7,76 céntimos más para gasolina sin plomo y 8,52 céntimos para el diesel, quien llenen el deposito dos veces al mes supone 100 euros anuales. El fuel de calefacción podría suponer 170 euros.

Jean Louis Borloo ministro de ecología y Christine Lagarde ministra de economía supone una medida de contribución social más justa, al penalizar quienes utilizan combustibles fósiles de un modo más intenso, empezando por el transporte. ¿Significa un modo de recaudar más impuestos?

Explica que sea calificada por Daniel Conh-Bendit, líder de Europa Ecológica que dio la sorpresa en las elecciones europeas de medida "revolucionaria". Con el ministro de Exteriores, Bernard Kouchner escribió hace años "Quand tu seras president?". Forma parte de esas lluvia de ideas, que diríamos hoy, de los Think Tank que no despiertan entusiasmo. Situar en la agenda problemas reales de modo poco usual. Poner las luces largas, en medio de miopía, de tantas luces de posición a las que estamos habituados. Cuando nos jugamos el futuro que solo somos capaces de mirar por el retrovisor.


La elección de Michael Rocard no es casual. Cuando se aprobó el Protocolo de Kyoto apoyo la propuesta de presidente de la Comisión Europea, que ostentaba Jacques Delors. Lástima. Fracasó en la creación de una tasa de energía y clima, con una reducción fiscal sobre el trabajo: el doble dividendo. Fracaso ante la falta de unanimidad en la Europa de los 15. Toda una muestra de euroesclerosis. Un botón de muestra de la incapacidad de los gobierno tomar decisiones. Olvidan que la toma de decisiones es un recurso renovable.

No quisiera aburrirles con el "Sudoku" fiscal. En lugar de resolver problema los crea. Se ha insinuado que podría ser una medida que formase parte de la ley de economía sostenible, capaz de transformar los brotes verdes en bosques verdes y selvas verdes. La propuestas del céntimo ecológico, mucho más simbólica que real, tuvieron una escasa vida, en pocas horas fue rechazada.

Dinamarca fue el primer país en aplicar en 1993 una reforma fiscal ecológica; redujo 3/4 parte de paro, redujo más de la mitad la intensidad energética, impulso una industria en renovables y eficiencia. Son países menos vulnerables, con alta competitividad. ¿Que hicimos? Devaluar tres veces la peseta, congelar la futura energética, crear el déficit de tarifa, trasladando efectos de la crisis de 1993, en lugar de mejorar la competitividad de la economía.

La calificación de revolucionara a la propuesta de Sarkozy es de calado. Los gobiernos de todo signo prefieren afrontar la crisis con soluciones fáciles, inyectar dinero público a la economía, más endeudamiento. Y todos, ahora, abrazan el anteayer denostado keynesianismo. ¿No ha sido el brutal endeudamiento lo que ha provocado la crisis financiera, una deuda privada de, al menos, 4 veces mayor que el PIB mundial? Rescatar los bancos, limpiar tóxicos, una receta que ignora que ha provocado la crisis. ¿No deberíamos curar antes la hemorragia de hacer más transfusiones?


Pensar que con la caída de los tipos de interés, por el desplome del euríbor, se facilitará el acceso al crédito, la concesión de hipotecas y, de nuevo, a generar burbujillas especulativas. Resulta una broma. Hoy nos preguntamos como nadie lo vio. Hasta el gurú de Allan Greenspan solo vio espumilla. ¿Queremos salir de la crisis abriendo el grifo crediticio? Puede crearse una recesión aún mayor.

Se puede hacer otras cosas. Aquí la propuesta de Sarkozy resulta revolucionaria. En lugar de empujar la economía, llevarlo al mecánico que abra el motor. Incrementar el coste de la energía vinculada a combustibles fósiles es el modo de hacer que el motor funcione más eficiente. No es un problema de confianza con la deuda sino de falta de confianza que lo que se inyecte en el motor se pueda pagar, el motor no es competitivo, no eficiente. Prioridad
impulsar la mejor de la competitividad, hacer más con menos, capaz de desbloquear el crédito con inversiones a largo plazo, facilitar la creación de empleo reduciendo cotizaciones sociales. Algo que sí permite ver selvas verdes.

COMENTARIO.

El partido socialista francés genero una fuerte controversia con acusaciones cruzadas.


Los 'fotovoltaicos' echan chispas El recorte de ayudas a las renovables origina críticas a cómo se establece la tarifa eléctrica

Javier García Breva, presidente de la Fundación Renovables, cree que las energías limpias están siendo “la cabeza de turco” en la que injustamente se hace recaer la responsabilidad del déficit tarifario. Sin embargo, en su opinión, “no es verdad que la luz sea más cara por culpa de las primas a las energías renovables”. “Si pese a los recortes en las renovables la luz sube un 10%, eso quiere decir que el déficit tiene otras causas”, argumenta.


Él y otros expertos culpan del encarecimiento al peculiar sistema de fijación de precios en el mercado eléctrico, en el que las empresas compran la luz, como en una lonja. El sistema va ofertando la electricidad según la demanda, pero al final todas las eléctricas perciben el precio más alto (al margen de los costes de generación que se da en cada caso). En esta lonja, el sistema eléctrico aporta primero la nuclear (que no puede dejar de funcionar), luego las renovables, a continuación la hidráulica y, finalmente, se recurre al gas, que suele ser las más cara. Este último precio es el que perciben todas las eléctricas.

La consecuencia es que este tipo de remuneración favorece a tecnologías como la hidráulica, que utiliza un recurso natural a coste cero (el agua de lluvia), o la nuclear, cuyas inversiones ya están amortizadas, según explica Jordi Ortega, consultor de WWF. Ortega propone fijar impuestos para estos “beneficios caídos del cielo de las eléctricas” para fomentar las renovables, como se ha aprobado en Alemania. WWF ha identificado esta y otras barreras que encorsetando las fuentes limpias, según difunde su campaña Solar Tour.

“El problema del sistema eléctrico no es de costes económicos, sino de regulación”, afirma Ortega, convencido de que las renovables han abaratado los costes eléctricos y han sacado del mercado las tecnologías más caras y contaminantes, “sin que el usuario se haya beneficiado de ello”. En paralelo, las centrales de ciclo combinado, que actúan para cubrir las espaldas de las fuentes renovables cuando dejan de funcionar (si deja de hacer viento o sol), trabajan menos horas por el empuje de las renovables y en cambio cobran un precio por dar esa garantía de suministro.

Además, “la obligación de comprar carbón nacional caro, cuando los precios internacionales están bajando, introduce más ineficiencia y además debe pagar el coste de sus emisiones de CO2. Todos estos extracostes encarecen la electricidad y dan mayores beneficios a las demás eléctricas”, dice Ortega.

ANTONIO CERRILLO

miércoles, 9 de marzo de 2011

El fin del petróleo barato La medida de los 110 km/h nos retrotrae a la primera crisis energética de los 70 09/03/2011 JORDI ORTEGA

La medida de los 110 km/h nos retrotrae a la primera crisis energética de los 70. “Cuéntame cómo paso” irrumpe en el presente para recordarnos aquellos anuncio de “usted puede pagarlo, el país no”. Nos contaron aquellos pantalones de campana, estudiante con flequillo y niñas en minifalda, pero se les olvidó decirnos que los 120 km/h son fruto de aquella crisis energética. Y, más importante, una advertencia premonitoria, sólo nos quedaban 40 años de despilfarro de petróleo. Se veía venir.

Miquel Sebastián, con el precio de barril a más de 114 dólares, desempolva el Plan de Ahorro y Eficiencia Energética (E-4). El E-4 fue elaborado en el año 2006, cuando el barril estaba a 40 dólares, se aprobó en el Consejo de Ministros en julio 2007 a 80 dólares el barril. Las medidas de eficiencia energética tienen el “vicio” de ser reciclables; una y otra vez se vuelven a anunciar sin que se evalúe su eficacia, ni siquiera si fueron aplicadas.

Ni triplicando las multas el 110 km/h serviría para pagar el déficit de un barril descontrolado. ¿Acaso se ignora que cada 10 dólares más nos cuesta 6.000 millones euros? Se cuestiona si será una medida efectiva, en ahorro, mientras se reprochan que se dejará de recaudar 620 millones euros en impuesto. Ahora viene ¿qué cuesta las pegatinas? En menos de un mes varemos cambiar las señales de 80, a 120, a 110. Cuando se quiso sustituir las de 80km/h por las de 130 km/h nadie preguntó qué costaban.

La política energética no es un juego de artificios. Tampoco es aceptable banalidades tranquilizadoras, es una medida “provisional” señalaba José Blanco, mientras descartaba riesgo en “el suministro energético”. Se aplicará mientras “dure la situación”, al menos “hasta julio”, remata en una actitud defensiva. Lo que logra es neutralizar la carga pedagógica de estas medidas.

La política energética mantiene los objetivos europeos de los tres 20 para 2020 (una reducción de emisiones de CO2 un 20%, un 20% de renovables y un 20% de eficiencia energética). Unos objetivos calculados sobre la base de un barril de 100 dólares en 2020. En mayor de 2010 la Comisión Europea advertía de lo conservador y optimista de aquellas previsiones. Estas previsiones fueron revisadas por la AIE, el barril podría ponerse a 130 dólares antes del 2013; mientras el coste de evitar superar 2º de incremento de temperaturas supondría recuperar las inversiones previa a la crisis, pero bien orientadas, el coste de falta de ambición sería enorme, entre 300.000 a 400.000 millones de euros anuales. Cada 10 dólares de aumento del barril el PIB cae 0,1%. Amen a la inflación salvaje, la llegada de la temible estanflación. Unos dicen “lo peor de la crisis ha pasado”, Jordi Sevilla corrige, “ahora viene lo malo”.

¿Qué hace el Consejo Europeo? La Comisión logró arrancar en el Consejo un ridículo 25% de reducción de CO2 para 2020 con un barril por encima de 110 dólares. Europa parece confiar la crisis financiera, energética, climática un cambio de ciclo.

No será tan grave, dicen. Ya tuvimos el precio de 147 dólares en 2008. ¿Y no paso nada? Bueno, se desató la mayor crisis financiera desde 1929. En 2010 salieron de la OCDE 700.000 millones euros para países productores de petróleo; el equivalente al rescate de la banca por Barack Obama. Hoy ese dinero no se recicla en deuda: los petrodólares que hincharon la burbuja financiera. Hoy empresas Europa están expuestas a ser adquiridas por estos fondos soberanos.

Una maldición china reza “que vivas en tiempos interesantes”. Arabia Saudí, confirman los cables de Wikileaks, exageraron sus reservas un 40%. Extraer petróleo en el futuro comporta operaciones peligrosas, prospecciones en aguas profundas, arenas, prospecciones en aguas profundas, arenas bituminosas, para rebañar el plato. No los alarmistas, los aterrados tenían razón.

Se cotiza la profesión de repescar medidas ambientales, a toda prisa, al ritmo con el que se seca la producción, esta desciende de 90 millones de barriles actuales a 70 millones previstas en 2020. Energy Research Centre muestra que reducir 10 km/h aplicado evita 7 millones de toneladas de CO2; David Cameron por más alergia a limitar la velocidad, en el país con menos dependencia, podría aplicarla Reino Unido.

Otro ven incoherencia y costes. Ante la posible falta de suministro de gas, hay a quien no se le ocurre idea más brillante que incrementar la capacidad de almacenamiento. Resolver la sequía con más grifos. Propongo contratar estos nuevos profesionales de sacar el polvo a ideas alarmistas de antaño. No tenía, tenían razón.

¿Dónde está, en el debate político actual, aquellas advertencias del Club de Roma de los “límites del crecimiento”? La izquierda en la crisis energética de los 70, sin frivolidades, situaba prioritaria la lucha contra la inflación; la austeridad era para el poderoso PCI la ocasión de una transformación social que reorientar las necesidades; no como renuncia, satisfacerlas peor, sino para satisfacerlas mejor, de modo más racional, eficiente y equitativo.

Hace 10 años, con el precio del barril a 12 dólares, la Volkswagen sacó al mercado un vehículo que consumía 3 litro 100 km, el VW Lupo. ¿Cómo es posible? La nueva coalición SPD verdes en Alemania impulso un impuesto que triplicara su precio en dos legislaturas, 5 DM el litro; con un impuesto sobre energía y CO2.

Dos años antes Jacques Delors fracasó en crear un impuesto ecológico europeo. Hubiera acelerado la eficiencia y el ahorro energético; una demanda que se ajustara al “Peak Oil” hubiera mantenido el precio en 80 dólares el barril. Los impuestos proporcionan recursos para esa revolución tecnológica.

Recuerdan la cumbre de Rio de Janeiro en 1992, nos dimos 10 años para que la satisfacción de necesidades presentes no comprometa a las generaciones futuras. Diez años después reciclamos conceptos. No dimos otra década para hacer compatible el corto plazo, insostenible, con el largo plazo. Veinte años no es nada. Ahora postergamos los objetivos para 2020.

Acabamos de salir escaldado de los planes de impulsos económicos, puestos en marcha tras la crisis, ahora los mercados no confían en la deuda pública. ¿Qué hacer? Buscar recuperar la confianza de los mercados pasando de la anorexia del gasto a la anemia es una actitud masoquista. Los estímulos a la economía, con un modelo mal diseñado, incrementaron la deuda. Se intenta evitar reparar el motor que consume demasiada energía. La fiscalidad sobre la energía busca diseñar un mercado más austero en el uso de recursos, mejorar la eficiencia.

Nada nuevo bajo el sol. En 1977 se crea las Plataforma Solar de Almería, un proyecto hispano alemán basada en la tecnología termosolar. Cayó en el olvido. Las guerras en el golfo nos dieron dos décadas de petróleo barato. El mercado no ofrecía estímulos. ¿Y qué hacemos? Se pone cupos al desarrollo de las renovables, se aprueba el decreto del carbón, las tecnologías maduras desplazadas por las renovables se les garantiza recuperar las inversiones con nuevos “pago por capacidad”. No son las renovables las que incrementa los peajes sino un mal diseño del mercado.

Países nórdicos desde la crisis de 1993 inician reformas fiscales ecológicas; un impuesto a la energía evita que el mercado asigne de modo ineficiente recursos escasos, impulsando la innovación tecnológica. Se mostró que proteger el medio ambiente no es caro, ni impide competir globalmente, al revés, es un indicador de capacidad competitiva. Todo un debate político que traspasaron nuestras fronteras.

España en 1993 afronto tres devaluaciones consecutivas de la peseta. No congeló el precio de la energía, generando un déficit que pagaran nuestros hijos. La eficiencia energética, que permite ahorros futuros, es una salida a la crisis se ridiculizan. Un modelo adicto a combustibles fósiles que nos hace más vulnerable, consume demasiados recursos que mengua nuestra capacidad de reacción. Sea bienvenido sea el debate energético.

Diversión en ingles significa desviar medidas para postergar responsabilidades. “La época de dilataciones, de medidas parciales, de recursos calmantes e improvisados, de retrasos, está terminado, en su lugar estamos entrando” decía Winston Churchill “en tiempo de consecuencias”.

Quien genera CO2, que pague

...Un impuesto sobre CO2 en sentido estricto debería gravar el conjunto de combustibles fósiles; es decir, el carbón, los derivados del petróleo y el gas natural, en función del nivel de emisiones de CO2 provocado. Sin embargo, y a falta de una definición más concreta, todo indica que el plan del Gobierno tiene un alcance menor, circunscrito al carburante.

"La fiscalidad ambiental persigue gravar las actividades que comportan un impacto ambiental, con la convicción de que, al encarecerse aquello que tiene un efecto ambiental negativo, se incentivan cambios de comportamientos que reducen estos problemas ambientales. Pero la filosofía no es recaudar dinero, sino incentivar cambios de comportamiento en el consumo y la producción industrial", recuerda Jordi Roca, catedrático del departamento de Teoría Económica de la UB. Roca destaca que desde el punto de vista práctico este es un impuesto bastante fácil de aplicar, "si hay voluntad política".

La idea de instaurar este impuesto no es nueva. La creación de una tasa sobre el CO2 fue puesta sobre la mesa por la Comisión Europea dos veces en los años noventa del siglo pasado, según explica Jordi Roca. Sin embargo, los gobiernos - entre ellos, el de España-se opusieron y la iniciativa no prosperó. No obstante, algunos países la han aplicado por su cuenta: Suecia, Finlandia o Dinamarca; y ahora, Francia.

En los países escandinavos, el impuesto sobre el CO2 ha servido para penalizar el uso de la energía fósil, pero, como contrapartida, esta solución ha ido acompañada de una reducción de impuestos sobre las rentas del trabajo para no cargar la presión fiscal. Por su parte, el sistema introducido en Francia es todavía más justo, "puesto que no sólo no incrementa la presión fiscal, sino que redistribuye los recursos obtenidos", dice Jordi Ortega, del grupo de trabajo del cambio climático de la Universidad Carlos III. En Francia, concretamente, se aplicará a partir del 2010 una tasa de 17 euros por tonelada de CO2 (sobre el consumo de carbón, petróleo y gas, pero no de electricidad), si bien lo recaudado - entre 8.000 y 9.000 millones de euros inicialmente-se repartirá entre los contribuyentes. "Este es un impuesto doblemente progresista: se penaliza el derroche de energía pero no implica reducir impuestos progresivos sobre las rentas, sino que lo recaudado se redistribuye de forma equitativa entre los contribuyentes. Así, se consolida la idea de que los ciudadanos tienen el mismo derecho, aunque limitado, de emitir CO2 ", añade Jordi Ortega.

La idea de incorporar una tasa de CO2 como la planteada por Sarkozy tiene también grandes apoyos en CC.OO., algunos de cuyos portavoces creen que esta podría ser una herramienta para ser incorporada en la futura ley de Desarrollo Sostenible para favorecer los servicios, productos y materiales menos intensivos en energía y carbono. Llorenç Serrano, su secretario de medio ambiente, ve factible una fiscalidad indirecta (IVA) que incorpore criterios de fiscalidad ambiental. "No se trataría de gravar los productos de manera general, sino de lograr cambios en la manera de consumir", dice. Los ingresos podrían servir para potenciar el transporte público o favorecer las políticas industriales a favor de vehículos limpios, dice Serrano. - Jordi Roca sostiene que la fiscalidad ambiental está justificada en sí misma para penalizar actividades indeseables que dañen el medio ambiente, por lo que "no es necesario que esta sea estrictamente finalista", opina.

Antonio Cerrillo.

martes, 8 de marzo de 2011

Cambio climático y lucha contra la pobreza

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Cambio climático y lucha contra la pobreza

Mercedes Pardo y Maribel Rodríguez (eds.)

20
Fundación Carolina - Siglo XXI de España
Madrid, diciembre de 2010, 218 págs
ISBN: 978-84-323-1484-1


Este libro es el resultado de la VI edición de los cursos de verano que la Fundación Carolina organiza anualmente en colaboración con la Universidad Internacional Menéndez Pelayo. El cambio climático global representa uno de los mayores retos a los cuales deben enfrentarse todos los países y en particular los menos desarrollados. No solamente está amenazado nuestro modelo productivo y de utilización de los recursos del planeta, sino también la propia sostenibilidad de la vida humana. Fenómenos adversos como las inundaciones, intensas y prolongadas sequías, la escasez de agua potable, y la disminución de la productividad agrícola entre otros nos obligan a incluir el cambio climático como una variable central de nuestras estrategias de desarrollo. Mientras los Estados más adelantados están mejor preparados para paliar los efectos de estos cambios y catástrofes, los países en desarrollo y su población adolecen de elevados niveles de vulnerabilidad susceptibles de socavar sus esfuerzos de desarrollo. Este libro pretende ofrecer una reflexión desde disciplinas muy diferentes como la sociología, la economía, la agronomía y la ecología sobre la estrecha relación e interrelación entre pobreza y cambio climático.

Bajo la coordinación de Mercedes Pardo Buendía, profesora de la Universidad Carlos III de Madrid, y Maribel Rodríguez responsable del programa de Cohesión Social de la Fundación Carolina, el libro recoge las colaboraciones de Iván López Pardo, profesor de la Universidad Carlos III de Madrid, Ana Iglesias, profesora de la Universidad Politécnica de Madrid, Sonia Quiroga de la Universidad de Alcalá, María Teresa Ribera Rodríguez, secretaria de Estado de Cambio Climático de España, Jordi Ortega, director de Expo CO2, Leida Mercado, directora de la Oficina de Puerto España del Centro Regional del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), Ignacio Santos, investigador asociado del Instituto Universitario de Desarrollo y Cooperación (IUDC-UCM), José Luis Samaniego, director de la División de Desarrollo Sostenible y Asentamientos Humanos de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) y Luis Miguel Galindo, oficial de Asuntos Económicos de la CEPAL.

La nueva economía del carbono. Nuevos riesgos de inversión y nuevos valores económicos, Jordi Ortega

Antes de la crisis financiera mostraba los riesgos acumulados en el 2007 y 2008.

Menos carbono y más salud


Se calcula que la industria agroalimentaria es responsable de entre el 20 y 30% de las emisiones de gases de efecto invernadero, teniendo en cuenta el ciclo completo: desde la producción y las materias primas al tratamiento, los envases, la logística , la distribución y la gestión de los residuos que genera. La suma de todo esto se conoce como la huella de carbono, y algunos países ya han incorporado una etiqueta obligatoria que lo indica en cada producto agroalimentario.

ENVIADO POR: SOSTENIBLE.CAT - ANNA BOLUDA, 08/02/2011, 11:31 H | (99) VECES LEÍDA

La industria debe adaptarse a estos requerimientos para poder exportar, y para dar respuesta a unos consumidores que poco a poco exigen saber más sobre los productos que compran. De todo ello se habló en una jornada celebrada en el Colegio de Agrónomos de Cataluña, donde se destacó que la buena comunicación de la huella de carbono puede significar una ventaja competitiva sobre otros productores.

Menos carbono y más salud
Jordi Ortega, experto en cambio climático, consultor de varias administraciones e investigador de la Universidad Carlos III de Madrid, presentó ejemplos de otros países europeos, como el caso de Suecia, donde una cadena de restaurantes de comida rápida ya indica la huella de carbono de cada una de las hamburguesas del menú. El gobierno sueco, además, ha iniciado una campaña para conseguir cambios en la dieta con el doble objetivo de mejorar la salud y reducir un 25% las emisiones de CO2. Y es que, por ejemplo, las carnes rojas y algunas grasas tienen un índice muy elevado de emisiones. Para conseguir un kilo de ternera se generan 250 kg de CO2. Y el aceite de oliva virgen, por poner otro caso, supone cinco veces menos CO2 que los convencionales.

En el Reino Unido y Alemania también hay campañas para reducir el consumo de animales-ahora mismo se calcula que, de media, cada persona come un total de 11 000 animales a lo largo de la vida.

Ofrecer más información a los consumidores parece ser la clave, pues, para conseguir una cesta de la compra con menos emisiones. Según Ortega, "al igual que la crisis económica de los últimos años ha llevado a que los consumidores se decanten por las marcas blancas, ahora habría que conseguir ir hacia las marcas verdes".

La huella de carbono de algunos alimentos
En general, el tipo de producción, la distancia entre productores y consumidores o el uso de piensos o invernaderos son factores determinantes para calcular la huella de carbono agroalimentaria, pero en ocasiones tienen más peso otros aspectos. El análisis interno que cada empresa debe hacer para calcular la huella permite identificar en que se emite más, y se puede así también buscar la manera de reducir no sólo emisiones sino, en muchos casos, costes.

Cristina Arbolí, directora general de la consultoría Grupo Arce y experta en el cálculo de la huella de carbono de industrias y productos, explicó algunos casos concretos.

Así, por ejemplo, en el caso de una determinada marca de vino blanco, en botella de 75 cl., El 63% de la huella corresponde al envase final, por el alto coste energético de la producción del vidrio. La distribución supone el 15%, el tratamiento y embotellado en bodega el 11% y el cultivo de la uva sólo el 5%.

Bien diferente es el caso de una bebida de soja natural en brick de 1 litro. En este caso, el 71% de la huella de carbono corresponde a la producción de la materia prima, y aún sería más elevado si las habas de soja provinieran de zonas deforestadas. La distribución supone el 14%, la elaboración el 8% y la gestión de los residuos-los envases de brick-, el 7%.

La huella del jamón ibérico de bellota, por otra parte, depende casi totalmente de la producción de los cerdos: un 99,8%. Así pues, esta industria tiene escaso margen de mejora en el proceso de secado y distribución, y tendrá que mirar cómo hacer que los productores de cerdos reduzcan las emisiones. Sobre todo, en cuanto a la gestión de los purines y la alimentación del ganado, que en este caso es a base de cereales y bellotas. Es decir, habrá un trabajo en cadena-producción del grano, producción del ganado, producción de jamón-para reducir las emisiones globales y que el producto final pueda ofrecer una huella competitiva.

Es uno de los puntos fuertes de este planteamiento, según los expertos. No sólo los consumidores dispondrán de más información a la hora de elegir un producto, sino que comportará que todos los implicados en el proceso de producción tengan que buscar estrategias para reducir las emisiones si quieren cumplir las exigencias del mercado y, ya mismo, de algunas administraciones de Europa.

sostenible.cat

¿Qué estamos aprendiendo? jordi ortega

El actual despilfarro energético y su efecto, el cambio climático, sólo son posibles a cambio de trasladar una astronómica deuda a las generaciones futuras. De la crisis se sale con una economía baja en carbono si no queremos volver a situarnos en la casilla de salida.

Al final de Quemar después de leer, con la fina ironía de los hermanos Coen, el jefe de la CIA se pregunta "¿Qué hemos aprendido?" Podemos preguntarnos qué lecciones sacamos del cambio climático. A la sociedad le ocurre lo mismo que a Napoleón, que era un loco que se creía Napoleón. Las sociedades son sociedades que imaginan con éxito que son sociedades, algo que los politólogos no deberían despreciar. ¿Cómo estas sociedades pueden responder a un desafío como el cambio climático? Si la política es el arte de lo posible, deberíamos evitar la intromisión de los excesos de lo imposible. El cambio climático resulta un objeto desmesurado. Hoy ocupa el centro de lo que llamamos cuestiones planetarias, pero tiene una nota distintiva. No es sólo la aparición de una megapolítica, sino que estamos decidiendo cuestiones a largo plazo. Y a las dificultades para legitimar una política de alcance global, añadimos una nueva complejidad, unas políticas con horizontes a largo plazo, como el año 2050.

¿Cómo es posible que los gobiernos puedan tomar decisiones que afectan al Gobierno y, por qué no decirlo, al ejercicio de la soberanía por parte de generaciones futuras? Ya no decidimos sobre el cambio climático, sino nada más ni nada menos que sobre la historia. Sólo Habermas, como el último hegeliano, puede creer en el avance imparable del derecho internacional, transformado, ahora, en derecho cosmopolita.

La razón histórica tiene sus patologías. La política internacional supone domesticar las políticas nacionales. También, descubre el potencial de ejercer un liderazgo político más allá de las fronteras, en el que el cambio climático ha tenido un potencial sucesorio, como en el caso de Gordon Brown, que ha agitado el cambio climático como bandera con el apoyo inestimable de Nicholas Stern. Aunque con respecto al cambio climático, más que ante una vuelta repentina a la historia, de raíz historicista, estamos ante algo que dijo Agustín de Hipona: "Dios, hazme casto, pero no ahora".

Los mercados de carbono no son muy distintos de esas primeras bolsas aparecidas en Ámsterdam en 1602. Las operaciones hoy no se hacen en bares y tabernas, sino en sofisticadas redes inteligentes. Las operaciones en ventas al descubierto (short selling) ya estaban inventadas y prohibidas; José de la Vega en Confusión de confusiones, escrito en 1688, describe a través de un curioso diálogo el funcionamiento de los Forward,Call o Put. ¿Qué hemos aprendido desde la primera burbuja de tulipanes?

Los criterios éticos de una sociedad están codificados en su economía. La polémica de Stern y Nordhaus en torno a la tasa de descuento y la tasa de interés no es académica, sino ética, de equidad, y de valoración de los derechos de las generaciones futuras. Los riesgos del cambio climático están codificados en el coste del carbono.

Del mismo modo que creemos que la esencia del agua está en los grifos, consideramos que el fundamento de la energía está en los enchufes. Hoy sabemos que la energía, gracias a la termodinámica, ni se crea, ni se destruye: las sociedades modernas despilfarran la energía. Si observamos la demanda energética, descubrimos que los picos de consumo en el Reino Unido corresponden a los intermedios de los partidos de fútbol, en los que se prepara té, de forma rápida, en electrodomésticos con resistencias ineficientes. ¿Qué cuestan esos picos de consumo?

La aportación de este Cuaderno central es ofrecer una visión panorámica sobre qué efectos tiene la nueva señal del cambio climático. Si la señal de coste del consumo energético no llega al consumidor, ¿qué efecto puede tener incorporar en este coste el coste variable de las emisiones de CO2? No vamos a analizar aquí las consecuencias de que el mercado de carbono, que favorece las tecnologías más bajas en carbono, forme parte del mercado energético; sólo vamos a mostrar ciertas paradojas. Mantenemos el sacrosanto principio de garantía de suministro energético. Nadie aplicaría este principio en las operaciones salida de las ciudades en automóvil: ¡multiplicar los carriles de salida de las autopistas! Gestionamos la demanda, escalonamos las salidas. El actual despilfarro y su efecto, el cambio climático, sólo son posibles si trasladamos una astronómica deuda a las generaciones futuras. Hemos invertido la imagen del padre que controla el despilfarro de su hija, ahora serán la hija o la nieta las que pagarán en el futuro el temible déficit tarifario que hemos acumulado.

La crisis financiera ha destapado las trampas del solitario que hemos ido haciendo. Hace no mucho, se mostraban las virtudes del nivel de apalancamiento alcanzado por nuestra economía: el dinero no da rentabilidad; es mucho mejor tener deuda, y cuanto más, mejor. Tanto, que ha estrangulado el crédito. La estrategia de minimizar los riesgos de inversión, activos tóxicos de la burbuja inmobiliaria, ha tenido el efecto contrario: la expansión de inversiones de alto riesgo o "basura". ¿Podemos descubrir los incentivos mal diseñados o lo que podemos llamar incentivos perversos? Nick Stern ha tenido el valor de considerar el cambio climático como el gran fracaso del mercado, cuando Alan Greenspan todavía era aclamado por los mismos que hoy le repudian.

¿Cómo abordamos el cambio climático? ¿Se puede hacer compatible el business as usual (BAU) del siglo XXI con el largo plazo? El futuro no es lo que fue. Karl Marx pensó que el de­sarrollo capitalista aboliría la división del trabajo: uno podría ser pescador por la mañana, cazador tras la comida y crítico de la crítica por la noche; olvidó un tiempo para especular con el carbono. Reconozcamos que tenía más imaginación; hoy solo somos capaces de imaginar el futuro con más aviones, más carreteras...

El cambio climático requiere una respuesta inversa: más lentos, más suaves y más profundos. Hoy se habla de I+D, y no somos capaces de pensar en otra cosa que en más autopistas, más aeropuertos, en lugar de pensar en infraestructuras tecnológicas de la comunicación. No es un cambio tecnológico, sino político. Quizá las políticas del clima sobrevaloran la capacidad de aprendizaje por medio de incentivos económicos. Cierto. Pero la crisis ha mostrado que las respuestas a estímulos perversos han sido extraordinarias. Quizás el comercio de emisiones pretenda ser una perversión privada y virtud ya no publica, sino con el clima.

Cuando se planteó este Cuaderno Central, su director me propuso una opción B. En el Consejo Europeo de otoño se dijo que el clima quedaba relegado por la crisis. El País me preguntó al respecto, con fácil respuesta: las próximas tormentas financieras serán las de los activos tóxicos de carbono. Diversos colaboradores aportan argumentos a esta idea. De la crisis se sale con una economía baja en carbono; lo contrario es volver a situarnos en la casilla de salida.

Otro objetivo del Cuaderno Central es salirse de propuestas predecibles. Con respecto a la respuesta a la crisis, climática, económica, energética, etc., uno tiene la sensación de estar ante la autocrítica a terceros. Otra aproximación posible es la que se extrae de la narración de Groucho Marx como protagonista de las locuras de 1929, en la que sacaba de la cama a Harpo y decía: "¡Si esperamos a que te vistas, pueden haber subido diez enteros!" La escena explica con ironía la compra de activos físicos de una fábrica de automóviles inexistente. Nada nuevo ni viejo, si tenemos en cuenta que hoy se venden pasivos de CO2 como si se tratase de activos. Y la historia acaba igual, alguien llama y anuncia con cuatro palabras: ¡La broma ha terminado! ¿Habremos aprendido?

Nucleares y tarifa eléctrica, JORDI ORTEGA

Cuando se plantea la idea de alargar la vida de las centrales nucleares invocando el precedente que supone aplazar el cierre de las centrales atómicas de Alemania, se olvida decir que el gobierno alemán -SDP y Verdes- acordó el 2002 un plan de prejubilación de estas centrales para el 2021, al llevar 32 años de vida. Por cierto, ésta es una medida incluida en el programa del PSOE de 2004. En Alemania, Wolfgang Clement y otras cuarenta personalidades públicas proponen emplear los beneficios de las nucleares en fomentar el despliegue de las energías renovables. El gobierno calculó que los “beneficios caídos del cielo” que obtienen las nucleares ascienden a unos 127.000 millones de euros.

El calendario de alargamiento de las centrales incluye un reparto de la capacidad de generación. Las centrales más nuevas y seguras pueden recibir cuotas de producción de las más viejas. Aquí está el cambio de cromos: permiten obtener más capacidad de producción nuclear a cambio de ser gravadas con un impuesto que servirá para impulsar las energías renovables. La medida generó una oleada protestas, y tanto Verdes como SPD acusaron al gobierno de poner la seguridad en venta, de frenar la generación de empleo y de obstaculizar las nuevas tecnologías limpias.

Mientras tanto, aquí no se adivina dónde esta esa política antinuclear de Zapatero. El presidente del gobierno Zapatero no cerró la planta de Garoña (Burgos) que fue inaugurada en 1971. Dio cuatro años de prórroga, lo que le permite funcionar tres años menos que la más moderna central nuclear alemana. Esta continuación en la explotación supone un regalo de 180 millones de euros anuales, en “beneficios caídos del cielo” para la empresa propietaria. Y, mientras tanto, estos días ha trascendido que Fabricio Hernández (el perito que, en nombre de la empresa reclama al Gobierno 951,4 millones de euros por el lucro derivado del cierre de Garoña), ha sido nombrado Secretario de Estado de Energía.

Al menos, las empresas alemanas (E.ON, RWE, Vaterfall y EnBW) ofrecieron repartirse los beneficios de centrales ya amortizadas. Con un impuesto de 120 euros por gramo de uranio. Garoña, en cambio, ni propone repartir esos beneficios del alargamiento de su vida, y encima reclama indemnizaciones millonarias por dejar de funcionar.

Miquel Sebastián tanteó esta posibilidad, de introducir un impuesto a las nucleares. Pero nunca más se supo. Un intento de poner coto el sistema inflacionista de precios. En Nochebuena se anunció un recorte de 750 millones a la fotovoltaica y un incremento 10% de la factura.

A partir del 2021 se van a renovar las licencias de las centrales de Cofrentes, Ascó I y II y Trillo ¿Por qué no introducir una subasta por estas licencias? Sería una alternativa a los impuestos. Y en este contexto, se podría flexibilizar de la fecha del cierre. Obtener recursos para apoyar ese cambio de modelo energético, impulsar con fuerza las energías renovables en lugar de frenarlas. No se ve el cambio de cromos si se retrasa la edad de jubilación de las nucleares. Ni siquiera se plantea, por parte del gobierno, la energía nuclear como un puente (discutible) hacia las energías renovables.


El sistema es insostenible, y el déficit tarifario descomunal. Pero no es culpa de la ayuda que reciben las renovables. Luís Berenguer, presidente de la Comisión Nacional de Competencia, señalaba hace poco que “es escandaloso” y que "se asuma con total normalidad que las empresas generadoras estén cobrando los precios tan desorbitados por energía producida en centrales superamortizadas, como son la hidráulica y nuclear, y que cobren el mismo precio que el de las otras energía. (...) El sistema de formación de precios del pool eléctrico es un escándalo al que no se puede pasar ni un mes sin que se le ponga fin”.


El déficit tarifario no es un problema de costes. Al revés. Tenemos una estructura de precios inflacionista. Jorge Fabra, consejero de la CNE, ante la recién subida de la factura eléctrica, se preguntaba “si las normas vigentes son adecuadas”y si no son “infinitamente mejorables”. ¿Cómo es posible? El “consumidor doméstico no necesita pagar las primas que establece el mercado (sino que), su interés está en que el coste sea el menor posible”, pero se le hace “pagar al consumidor un servicio que no ha demandado”.

Miquel Sebastián reconocía que se preveía instalar 9.000 MW en térmicas de ciclo combinado y tenemos 20.000 MW. Y todas estas térmicas actúan como centrales de “respaldo” de las renovables, de manera que cuando no hay viento y sol entran en servicio. Pero ¿quién ha reclamado estas centrales de “respaldo”? Nadie ha obligado a invertir en estas centrales, que cobran los precios de la tarifa pese a no estar funcionando, porque la mayor parte del tiempo no se las necesita. Estamos ante un sistema garantista, inflacionista y falto de realismo.

Se imaginan que bajo la excusa de “proteger” al consumidor se le haga pagar unos costes "por capacidad, por tener comercios, cafeterías o supermercados de “respaldo”; demnada prewventivas, el efecto sería, en luhgar de un mercado liberalizado, que guie las inversiones más eficientes, un mercado que ignorar los riesgos de inversión. El resultado una alegría que favorece la apertura de comercios sin importar la demanda, cafeterias que gana más si no sirven café. Los despropositos se soluciona con despropostivos mayores. La complejidad se resuelve en las soeciades post racionales, weberianas, con más complejidad.

La Subcomisión de Energía del Congreso hizo una propuesta que ilustra el anterior ejemplo. Llamar "mercado" a la electricidad tiene un caracter metafórico. El texto de la subcomisión de energia abogaba “por que las energías renovables “internalicen” el coste que supone mantener [las centrales térmicas de ciclo combinado] para su respaldo y pide que establezca un pago unitario para estas plantas cuando realmente entren en funcionamiento por la intermitencia de otras fuentes de energía”. O sea, que en lugar de destinar beneficios de tecnologías maduras para desarrollar las tecnologías del futuro, las renovables, se propone justo el revés, las renovables deben de pagar por capacidad a los ciclos combinados. Y se sacan las tijeras para recortar las energías renovables, como si se tratase de un problema de coste. Cuando el problema es de precio. De diseño del mercado y fijación de precios marginales.

Bill Cinton dijo "es la economia estúpido!!!" No deberiamos decir "Es el precio estúpido!!!" El problema es otro, "es la estructura inflacionista de precio estúpido!!! demasiado largo. Tenemos un mercado mal diseñado, peor diriguido, con medidas parciales, percepciones falaces, capaz de hacer que los problamas se eleven a la infinita potencia.

Jordi Ortega: Borrasca, anticiclons i negligències benèvoles

L’anticicló va situar al centre del debat polític la qualitat de l’aire de Barcelona. La contaminació de l’aire, de sobte, ha passat de ser un problema de salut i ambiental a convertir-se en un problema polític de primer ordre. La pradoxa dels riscos generat per la propia societat generen conflectes inesperats. L’administració que obre la boca, no només respira aire contaminat, sinó que també provoca conflictes institucionals.

Veiem com el Govern Central acusa l’Ajuntament de Madrid de falta de mesures de reducció de la contaminació. I l’ajuntament de Madrid, mentre, retreia al Govern que afavoreix els automòbils dièsel, al reduir l’impost de matriculació, alhora, en el parlament l’oposició reclamava al govern més desgravacions, contràries a la qualitat de l’aire. El caçador caçat. No son els ecologistes que fa trontllar les institucions sino les contraduccions d'una racionalitat tecnologica dels riscos que esdebé en irrecionalitat tecnocrática d ela qual emanen els riscos.

Darrere del conflicte de l’aire es desencadenen d'altres conflictes. Es descobreix que darrera de l’administració dels riscos s’amaga el risc d’una mala administració. La promesa de seguretat es disol con la sucra dins del café.

Si les verdures d’un “hort urbà” es posessin en venda serien immediatament retirades per estar contaminades. Però el que resulta intolerable per a unes tomaqueres, passa per la absoluta normalitat si es tracta del aire que respirem contaminat. Quan se sap que aquest causa milers de morts i milions d'any perduts per morts prematures, reduïnt d’esperança de vida.

La mesura de limitar la velocitat a 80 km / h va desencadenar un combat polític. L’anterior govern va actuar de encaixador, igual que el boxejador que aguanta els cops de puny del contrincant. Va haver arribar un anticicló, amb el seu potencial didàctic, perquè quedés clar que reduir la velocitat disminueix la contaminació. La comunicació va ser el taló d’Aquil·les de l'anterior Govern. Un excès de manca de confiança en la seva política.

Terry Tamminen, president de l’EPA de Califòrnia, usava un exemple comprensible per a tothom: respirar l’aire de Madrid equival a fumar mig paquet de tabac diari. Basta parla clar i alt. No cal un historiador sinó un publicista per esquivar els cops d'una oposiució sense massa escrupols ni visió.

Però hi ha una altra contaminació que ja no prové dels tubs d’escapament dels cotxes. Es quan s'intenta invertir la carrega de la proba al missatger. La densa normativa Europea contamina. I és la recurrent decisió (expressada per l’exemple, per l’Ajuntament de Madrid) de reclamar moratòries que permetin retardar el compliment de les noves normes europees de qualitat d’aire. No mes a la Mediterrania es pot accusar la UE de desleialtat institucional per aprobar lleis amb costos als governs. Encara que la resta del món veu manca de governança global.

Però a més de no restringir la congestió del trànsit es proposa, ara, anar a 130 km / h. La clau és reduir el trànsit a la ciutat. Barcelona té una densitat de 6.100 vehicles per km2, Madrid 2300 vehicles, enfront dels 1500 de Paris i Berlín, o els 1.400 de Londres. La política d'evitar prendre decisions en espera que la borrasca s’emporti la contaminació. És l’única mesura adoptada per millorar la qualitat d’aire. La sensació és que esperava una borrasca que a més evités danys col·laterals de no prendre decisions. Una qüestió de cultrua política.

L’alcalde de Londres Ken Livingston, artífex d’una avançada política ambiental, es va convertir en el polític més popular del Regne Unit. Més que Toni Blaer que va deixar al seu segons, Gordon Brown, per parar-li el pas. Londres té peatges urbans des de 2003: les zones baixes en emissions, mesures dissuadeixen l’entrada dels models 4×4 i els vehicles dièsel, amb tot això la congestió es va reduir un 25%. L’actual alcalde, Boris Johnson, conservador, va mostrar un estudi de 50.000 morts anuals al Regne Unit (a Londres 4300) per la mala qualitat de l’aire. Sis vegades més elevades que les morts provocades per accidents. Londres prepara plans més agressius, xarxes intel·ligents, vehicles elèctrics, restriccions d’accés, mentre el Tribunal de Luxemburg amenaça multes milionàries per sobrepassar els nivells màxims de NO2 i partícules sòlides en suspensió.

Alemanya va instaurar també les zones baixes en emissions (“Umwelt Zone”) el 2008. S’identifiquen tres nivells de restriccions. Els vehicles es classifiquen per les seves emissions, al passar la ITV, de manera que per passar a cadascuna de les zones (vermella, groga o verda, segons les seves emissions) han de pagar més o menys, o no poder accedir-hi dies de més polucio. Els vehicles dièsel poden millorar la qualificació, amb un filtre que redueix emissions de partícules. i ha un programa per a instal·lar 160.000 filtres.

Aquests dies els experts han demanat accelerar la norma Europea EURO VI. Es troben amb inmobilisme intelectual. Una idea extrambòtica del que estem parlant. Una de ciutada que no l'importa morir pel interes de la economía. Els dièsel de fa una dècada emetien 800 mg NOx / km, avui la norma EURO IV els limita a 350 mg / km. El 2014 en entrar l’EURO VI es restringiran a 40 mg NOx / km. A Califòrnia, Texas, ara també a la Xina, s’utilitzen additius que redueixen més del 25% els NOx, un 42% el CO i un 48% les partícules. Hi ha camp per desevolupar noves tecnologies. I en matèria del biocarburant el bioetanol, a Alemanya, genera controbersia. El E10 o la vella Súper E-10, amb agrocombustibles, portada de deforestació d'indonesia.

L’impost de matriculació és un altre instrument. A França té un “bonus” i un “malus”. Els cotxes més contaminants subsidien els més nets, una mesura sense cost al contribuent, o a l’inrevés, menys contaminació redueix la despesa públic-sanitària. Actualment paguen igual els vehicles amb filtre de fàbrica que sense ell. Les perverses senyals que ens ha portat a una economia cerga a la major crisis del segle.

Hi ha un enorme potencial de les tecnologies de la comunicació. Ciutats que aposten per l’ús intens d’ITC, la finestreta única, per evitar els desplaçament en els cotxe per fer tràmits. PwC, Ernst & Young, Cisco, IBM, Indra, etc., combinen treball d’oficina i no presencial. San José a Califòrnia té programes per reduir el 40% la congestió a partir de l'ús de tecnologies de la comunicació. Qué volem dir quan parlem de mobvilitat? No cal cap renuncia, sino conciliar vida labora i vida professional te efectes positius sobre el nostre temps, la nostra economia, la nostra salud, i la nostra felicitat. Sembla que estar tres hores conduint, tenir una casa on li puguir dir a la dona, o home, arribaré tard, és part de la felicitat.

Per que aquesta preocupació per la salut de les persones. Una mica de inteligencia. La pèrdua de la qualitat de l’aire té costos economics entre el 1,7 i el 4,1% PIB, com va indicar Cristina Narbona en el pròleg de l’Informe de l’Observatori de la Sostenibilitat. Les decisions politiques es prenen en percetratges d'intenció de vot, no per PIB.

Madrid va descartar el sistema de zones baixa d’emissió. Va predre les olimpiades. El Ministeri d’Economia no planteja modificar la matriculació de vehicles, afavorir més ecològics, mentre els alcaldes ajornen les decisions demanant moratories. Tot es confia, simplement, en un canvi de cicle, en que l’arribada de la borrasca millori la qualitat de l’aire. I després de la borrasca s’acosta un anticicló. Tota una mostra de la negligència benèvola.

Els 80 km / h no va ser una mesura innocent. La “nova potència elèctrica necessària per assegurar la cobertura de la demanda elèctrica a Barcelona”, explica la nota del ministeri en què la nova central del Port de Barcelona rep autorització gràcies a les mesures correctores contingudes en el “pla d’actuació de qualitat d’aire “.

La Unió Europea fixa el límit de la qualitat d’aire per un càlcul de cost benefici. Hem vist el cost en el PIB de la mala qualitat de l’aire, i el cost humà en morts directes i prematures expressat en termes monetaris. Sembla cínic posar-li un preu a la vida. Però gràcies a ells, hem posat normes per millorar la qualitat de l’aire. L’informe Stern no és el d’un ecologista, sinó un director econòmic del Banc Mundial que va calcular el cost humà ponderat (no totes les vides valen el mateix) del canvi climàtic -mesurat en costos monetaris. Comencem a actuar per defensar l’economia. És de necis no donar valor al que no té preu: la qualitat de l’aire.

En l’anticicló, les autoritats han tingut una oportunitat per a l’acció estratègica i fomentar les mesures per netejar l’aire. Però la falta d’ambició és una oportunitat perduda i s’ha desaprofitat una font de legitimitat política propiciada per l’anticicló. S’ha tornat a oblidar que la presa de decisions polítiques és un recurs renovable.

Jordi Ortega: L’herència de la cimera del clima a Cancún

Jordi Ortega: L’herència de la cimera del clima a Cancún


Després del fracàs de Copenhaguen, va aconseguir Cancún unir els trossos trencats? La cimera del clima de Cancún va ser cinema d’autor, mentre que Copenhaguen va ser una superproducció. ¿Recorden als 140 caps d’estat sobreactuant? Copenhaguen va acabar convertida en un thriller amarg, d’intrigues, de cops baixos, enmig de malapteses i falta d’habilitat per part de la presidència danesa.

Cancún va ser una ostentació de competència. El president Felipe Calderón i la ministra Patricia Espinosa van ser capaços de crear aquelles atmosferes constructives.

Portem més de tres anys per arribar a un acord sobre el canvi climàtic. A Bali, el 2007, es va fixar la fulla de ruta per cercar un substitut als actuals compromisos que finalitzen al 2012. De quin acord parlem? A Copenhaguen es va parlar d’aconseguir un acord ambiciós, vinculant... Però hi ha certa confusió conceptual. Amb el nou acord sobre el clima que volem dir?

No estem esperant un nou testament, enfront de l’antic representat pel protocol de Kyoto; ni tan sols s’espera una segona part. Es tracta d’un objetiu molt més modest i una mica simple. Es tracta, com passa en altres convenis, d’incloure nous compromisos, a més llarg termini, de renovar els existents. N’hi ha prou amb una reedició del protocol de Kyoto, això si, revisada, actualitzada. Ni tan sols cap sotmetre'l a la seva ratificació. El Protocol de Kioto ja està ratificat.

A Bali es van definir aquestes tasques. Es tracta, d'una part, d’assumir nous compromisos a llarg termini per a les nacions industrialitzades e, incloure accions -que no són compromisos formals vinculants- en el cas dels països en desenvolupament. Les cimeres s’assemblen més a aquelles etapes que formen part d’un tour. No havíem esperar un "acord final", sinó més aviat una rehabilitació integral, que permeti assumir noves metes d’escala molt més ambicioses. Iniciar un nou començament.

La compleixitat apreix quan cal integrar noves estructures financeres, fons d’adaptació, qüestions forestals, transferència tecnològica i d'altres questions al vell edifici de Kioto. Per afrontar aquests nous compromisos a llarg termini, el mateix protocol de Kyoto assenyala que, esgotades les opcions de consens (que no d’unanimitat), es pot acudir a tres quarts per tenir una majoria.

Enfront Copenhaguen, les expectatives de Cancún eren escasses. Els delegats el dia previ al seu final es preguntaven, és possible un fracàs més gran que Copenhaguen? És possible alguna cosa pitjor? No només estava en risc el canvi climàtic, un increment de temperatures de 3, 4 o fins a 6 graus per al final de segle, la convenció va estar a la vora del col·lapse. I les Nacions Unides, a un pas de convertir-se en una institució zombi. Tres anys de fatigues, desavinences, desgast, desconfiances, que Mèxic va aconseguir contrarestar, ja sense molts focus mediàtics.

Mèxic va oferir a les delegacions elegants cristalls que poden canviar de to, però la substància és la mateixa. Les diferències entre països segueixen sent les mateixes. Cada país aspira a millorar la seva competitivitat i a adoptar mesures contra el canvi climàtic no coincidents entre si, encara que un canvi de to va contribuir a apropar postures. Però van arribar les complicacions.

Japó va rebutjar seguir sota el protocol de Kyoto. Rússia i Canadà no estaven disposats a acceptar un segon període de compromisos. ¿Tornàvem a Copenhaguen? Allà ni es va plantejar un funeral del Protocol de Kyoto. Només Nicolas Sarkozy va recordar que Kyoto no caduca, per què no una pròrroga? A Cancún, Europa va sortir al pas havent de desmentir que volgués acabar amb Kyoto.

A Copenhaguen, es perseguia l’anunci d’un gran acord del clima. Es volia que aquest fos ambiciós, suficient, vinculant, però es proposava redactar un nou acord. Es volia que tothom fes la seva contribució. S’assenyalava amb el dit a la Xina. Però tot i ser igualitari, seria un acord just?

Permetin posar un exemple. Davant d’un problema d’obesitat planetària, ningú reclamaria que els anorèxics també suggereixin una dieta. Un principi d’ètica aristotèlica és no tractar igual a qui és diferent. El principi de responsabilitat comuna però diferenciada es basa en una justícia distributiva. No estan clar que no hi hagi responsabilitats històriques. Però no es pot reclamar als països desenvolupats, que rebven les consequències sense ser responsables, els mateixes responsabilitats que els països industriat.

A Copenhaguen van descarrilar les negociacions, i d’elles van ser excloses les Nacions Unides, ja que es va crear un club de països associats promotors de l’acord. L’acord a porta tancada entre la Xina i els Estats Units, era el nou lideratge que necessita el món? A Cancún, en canvi, hem tornat a les negociacions multilaterals.

Després de Cancún podem contemplar Copenhaguen com la suma de dues debilitats (múltiples impotències i misèries). Aquella unió de dues debilitats era un Obama que no podia, la Xina que no volia. I Europa? Barroso ni vol, ni pot, simplement calla. La gran coalició dels hipòcrites. Si no és capaç de defensar-se d’atacs especulatius del mercat, què es pot esperar que faci davant l’atac del canvi climàtic?

Cancún mostra l’ascens de la Xina i dels països emergents a potències mundials. Què fa Europa en el món del segle XXI? I no em refereixo només en matèria climàtica, quina és la seva posició en el món. Cínicament va triar perfectes desconeguts que no fessin ombra a les decisions de Londres, París, o Berlín.

Estem en el món del segle XXI. Que ningú pensi que la Xina va, o vol, a substituir el paper dels Estats Units. Xina està pensant en les oportunitats que li brinda el segle XXI, de liderar les tecnologies verdes, mentre Estats Units viu de ser la potència que va ser en el segle XX. I Europa, massa dividida i feble, dubta entre ser un soci clau en la lluita contra el clima i la modernització ecològica de l’economia, o jugar al gat i al ratolí amb el gas de Rússia.

Seria un error pensar que el canvi climàtic no està perdent força en les agendes polítiques i de governs. Aquests actuen a la defensiva, en les velles trinxeres de la política nacional. No es podrà abordar les amenaçes energètiques, climàtiques i financeres si no som capaços de governar més enllà dels estats nacionals.

Europa té la capacitat, si és capaç de jugar bé les seves cartes, d’esdevenir el centre de les tecnologies baixes en carboni. Però està feble i dividida. Sent encara un gegant econòmic, el primer mercat d’energia del món, amb mercats fragmentats, actua com un nan polític. Xina i els Estats Units es disputen ser la locomotora. Europa sembla dubtar d’abandonar el tren. Amb quina cara exigim a la Xina ambició mentre declarem que les sostenibles energies renovables són insostenibles?

Xina dóna suport sincerament a la lluita contra el canvi climàtic. En la seva política interior, és la manera d’evitar la fractura interna, necessita recursos i creixement econòmic, i és condició per a això d’una forta innovació ecològica i revolució tecnològica. En el pla exterior, la manera d’accedir a nous mercat, la seva conversió en el gegant econòmic del segle XXI passa per dominar les tecnologies baixes en carboni.

¿No han quedat obsolets els objectius sobre reducció de gasos marcats per la Unió Europea pel 2020?. Els costos d’assumir els objectius sobre reducció de gasos per a 2020 estaven calculats sobre projeccions molt conservadores. La Comissió Europea no descarta un cost anual per a Europa, si no aborda una acció més ambiciosa, d’entre 300.000-400.000 milions d’euros per aquesta data. Però els rescats bancaris o els increments del cost del petroli superen aquesta xifra. Fins a quin punt Europa no és conscient que està jugant amb la ruleta de la història? Mentrestant, la incapacitat d’incrementar la producció de l’OPEP seria l’escac a la recuperació econòmica.

Permetin mostrar la manera com es negocia. A Copenhaguen Hilary Clinton va anunciar un fons de 100.000 milions de dòlars, això si, fons bilaterals, multilaterals, públics, privats, què posava Estats Units? Lula, va captar el joc d’artificis, i proclamà que Brasil seria un país donant. Les Maldives, que va sentir sonar diners, i abans que un altre país descobrís els avantatges, es va comprometre a reduir les seves emissions un 100% … i preguntà, qui m’ho finança? El gran reg és la poca transparència del finançament de l’ajuda d’adaptació o la mitigació del canvi climàtic als països en desenvolupament: el risc és que es destinin a aquest fi recursos ja emparaulats per l’ajuda al desenvolupament. Així, WikiLeaks va filtrar un cable datat el 11 de febrer. Pershing, negociador dels Estats Units, es va reunir a Brussel·les amb Connie Hedegaard, comissària europea del Clima”Això de l’ajuda financera”, va revelar The Guardian (el desembre del 2010), “és la manera d’obtenir suport polític, però com tornem a reciclar les promeses?” A això, Connie li va comentar, “vosaltres aplicareu” comptabilitat creativa “?”

Les negociacions s’assemblen més a aquella escena final de “Cremar després de llegir” en què el director de la CIA pregunta, “Què hem après?”, Que aquella imatge de reunions nocturnes en hotels on es decideixen els destins del planeta. WikiLeaks ofereix una imatge menys teòrica de la política.

A Cancún no es van acordar ni xifres, ni terminis, però si es va tornar als procediments habituals. Mèxic va presentar una proposta assenyada amb sentit comú. I va arribar la nit en que decideix la sort de clima. Bolívia es va afanyar a prendre la paraula per rebutjar el text, i reclamar un tribunal internacional que jutgi els crims contra el clima, molt preocupats pels seus veïns illencs, encara que visquin 3.000 metres sobre el nivell del mar. Difícil l’hi posaven a qui no estaven disposats a subscriure l’acord de Kyoto. S’imagina Estats Units o Canadà rebutjant amb Bolívia el text?. Delegació rere delegació, va acceptar la proposta. Patricia Espinosa, que presidia la conferència, va donar per acceptat l’acord distingint consens d’unanimitat. Com segueix?

Hi ha encara un dur treball per davant. No sols crear les institucions internacionals, fons, aquests no funcionaran si no es creen estructures institucionals regionals. El moll està entre els que volen crear una major vigilància i els que proposen generar mecanismes d’actuació de molta major escala, amb objectius temporals molt grans, un nou treball en comú que requereix d’una renovació de les institucions, que comença per canviar la nostra forma de pensar.