martes, 12 de abril de 2011

Las dos almas de la socialdemocracia europa JORDI ORTEGA

A pesar de acariciar con la mano el gobierno federal y las recientes elecciones regionales, el SPD se mantiene en una profunda crisis. El resultado de Baden-Württemberg produjo un histórico vuelco en el mapa político, derrota de la CDU tras medio siglo en en poder, SPD a pocas décimas de los verdes vencedores. No caigamos en espejismos. El SPD alemán no es capaz de tener un perfil proyecto político definido.


La mayoría absoluta del SPD en Hamburgo, más que una renovación representa un regreso a la retórica social desde anticuados postulados. El candidato del SPD, Olaf Scholz, desde la secretaria general, impuso en el partido la agenda de recortes sociales inspirados en el nuevo centro. Hamburgo era el bastión del SPD, con décadas de mayoría absoluta. La única política que entendía eran proyectos faraónicos, más y más infraestructuras, incapaces de reprimir el tráfico, comprender los retos del siglo XXI. Sólo un gobierno de CDU y Verdes fue capaz de abordar reformas ambientales de la ciudad que mejoraran su competitividad.


Las negociaciones para formar gobierno en Baden-Wurttemberg se encuentran con el escollo del proyecto “Stuttgart 21” (una magna estación de trenes) al que da apoyo el SPD. Acepta someterlo a referéndum, lo cual es una muestra de la tarea de renovación que tiene por delante el presidente del SPD, Sigmar Gabriel.


Ernst Ulrich Weizsäcker, desde esa otra alma, viene reclamando un replanteamiento de la socialdemocracia. Con Hermann Scheer, el SPD impulsó la ley de energías renovables, los impuestos ecológicos, etc. En sus escritos demuestra que una economía más eficiencia, una sociedad más próspera es posible con sólo una quinta parte de energía. Acabar con el despilfarro. ¿Qué falta? Ambición, coraje, imaginación, confianza.

Ségolène Royal, presidenciable de los socialistas franceses, calificó de absurdo, demagógica y antisocial la propuesta de una tasa de carbono que encargó Nicholas Sarkozy a Michael Rocard –antiguo primer ministro, y secretario general del PSF-. Daniel Cohn-Bendit llamó a Royal de ridícula. Géraud Guibert, líder del polo ecológico de los socialistas, alertaba de estar expuestos a todo tipo de burlas locuaces.


Diputados socialistas como Aurelie Filippetti, Carasche Christophe y Jean-Paul Chanteguet más Géraud Guibert, en una tribuna en Le Monde defendía cierre de de las nucleares sin rodeos. En el programa para las presidenciales estos dirigentes no sólo pedían abandonar las energías fósiles y la nuclear, también de ideas desfasadas y anticuadas, para renovar el proyecto socialista.


La semana pasada nos enteramos de niveles estratosféricos de contaminación urbana. ¿Qué medidas se toman? La impotencia para restringir el tráfico. Hoy, con un barril de petróleo a 125 dólares, y subiendo, con una crisis tan grave, no podemos postergar un cambio de la política energética. ¿Con qué nos encontramos? Unas medidas de ahorro de 11.500 millones de euros hasta junio. Son medidas que el Ministerio de Fomento recicla, en eficiencia y ahorro, incluye más inversiones de intermodalidad, incremento del número de pajeros, más consumo energético.

¿Qué sentido, en un momento de recortes, tiene subsidiar vuelos de bajo coste, en un momento en que otros sectores pasan por dificultades? ¿Qué ofrece los aeropuertos?, ¿cohesión territorial, estructuran territorios? Germà Bel, en este diario, ha denunciado las inversiones glamurosas e irracionales en transporte. Tres cuartos de lo mismo en energía. El propio Miguel Sebastián reconoce un exceso de potencia instalada (22.000 MW nuevo de gas, frente los 9.000 MW planificados). Considera un “exceso temporal”, ¿acaso en los próximos años el consumo energético aumentará un 40%? Todo indica lo contrario.

Gerhard Scroeder con Wolfgang Clement, impulsor renacimiento nuclear, expulsado SPD.

La crisis es más profunda. El gobierno de Gerhard Schroeder en 2004 aplicó las tijeras de los recortes sociales. No fue la CDU. Fue el SPD, ocupando ese nuevo centro, el que impulso una “modernización de las inversiones” que abrió las puertas a los “hadge fund”. Como afirmó el comisario Europeo Joaquin Almunia, siete años después de esa decisión Alemania tiene la situación financiera más difícil de toda Europa.

El SPD en ese periodo perdió 400.000 militantes y 4 millones de votos. De ofrecer amplias perspectivas de futuro, un partido de programa, perdió su centralidad, ofreciendo esa ensalada aliñada con “cohesión social”, “proximidad”, “convivencia”, una jerga gastada de abstracciones. Con una gestión miope, la jubilación, las guarderías.

Mientras Angela Merkel impone desde Bruselas planes de ajuste a Grecia, Irlanda y Portugal, Sigmar Gabriel (SPD) recuerda que los acreedores tienen su parte de responsabilidad, no van a producir consolidación fiscal, es inadmisible estrangular las economías de estos países.


Mientras esa alma sea débil, seguiremos asistiendo a paradojas políticas. En Sarre, feudo del SPD, gobierna una ”Coalición Jamaicana” (representada por los colores, negro -CDU, amarillo –FPD, liberales- y verdes). ¿Un giro conservador de los verdes? Al revés. El SPD presentó un programa anticuado y conservador de apoyo al carbón. Inaceptable. El presidente de Sarre, Hubert Ulrich (CDU), no sólo apuesta por las renovables y nuevas tecnologías, sino que escribió a Nicholas Sarkozy una carta reclamando el cierre de centrales nucleares a pocos kilómetros de la frontera francesa. Ni oportunismo, ni tránsfugas, o las nucleares o los votos. En el sur –con más sol- gobernado por la CDU el desarrollo de la fotovoltaica es nulo. La CDU envidiaría comunidades autónomas como Galicia, Navarra, Rioja o Castilla Leon, gobernadas por el PP; su gran desarrollo de las renovables.

Tras Fukushima Angela Merkel tiene un plan de cierre, mientras en Estados Unidos y España siguen operando centrales con el diseño de Fukushima. ¿Dónde está el coraje del alma socialdemócrata?

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